"Los que escuchan la palabra de Dios"
(Lc 8,
21)
Parece que los parientes de Jesús pedían un trato de
favor.
La madre de los Zebedeos intenta lo mismo.
Una y otra vez Jesús es
inflexible: la familia de Jesús está formada por los que leen el evangelio y se
preguntan:
¿Qué me pide hoy el Señor?
Hay quien lee y busca mil razones para
ridiculizarlo.
María no se sintió ofendida.
Lo entendió perfectamente: llevaba
años ejercitándose.
Escuchar la palabra es hacernos más madres.
Escuchar la palabra es hacernos más hermanos.
Escuchar la palabra es hacernos más comunión y solidaridad.
Escuchar la palabra es hacernos más hermanos.
Escuchar la palabra es hacernos más comunión y solidaridad.
- Señor, que viva según el evangelio.
El Espíritu te abre los oídos para que escuches la buena
nueva de la salvación.
La palabra de Dios es tu primera fuente de vida, la que
alimenta tu relación con Dios.
Recuerda a María, la virgen oyente, que acoge
con fe la palabra de Dios.
Si consideras el Evangelio como lugar de encuentro
con Jesús, irás de maravilla en maravilla.
Jesús, enséñame a escucharte.
Jesús, recuérdame que Tú
siempre estás ahí para escucharme.
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