Revelado a los niños






"Te doy gracias, Padre" 
(Mt 11,25).  

Agradece al Padre los prodigios que veas escondidos en los humildes de la tierra.

Jesús reza, da gracias por las maravillas que el Padre hace en el corazón de los sencillos.
Hoy Dios sigue haciendo milagros en la vida de muchas personas.
Pedimos luz para descubrir y un corazón que sepa agradecer.
Dios quiere bendecir a todos, pero sólo los que tienen un corazón de pobre, humilde, sólo puede entrar en la vida de los que han apartado de su horizonte el orgullo, la autosuficiencia, la soberbia...
Como diría San Pablo, la fuerza de Dios se muestra perfecta en nuestra debilidad.
“Señor, haznos pobres y sencillos”
“Gracias por mostrarnos la grandeza de lo pequeño”
Sólo a través de Jesús podemos conocer a Dios; y sólo conociendo y amando a Dios podemos ser felices.
En cualquier momento y circunstancia podemos encontrar a Jesús, pero hay “lugares” donde su presencia es como más densa: la Eucaristía, su Palabra, los pobres, la comunidad cristiana.
¿Qué te dice Dios? 
¿Qué le dices?

Jesús da gracias por esas personas sencillas que acogen su mensaje de amor.
Nos unimos a su oración de alabanza...

Te damos gracias, Padre, por las personas que gozan del don de la fe, y confían en Ti aunque caminen en tinieblas.
Te damos gracias, Padre, por las personas que reconocen y lloran sus pecados, y tienen un corazón compasivo con los que se equivocan.
Te damos gracias, Padre, por las personas que se entregan a Ti y con alegría ofrecen todo lo que tienen a los hermanos.
Te damos gracias, Padre, por las personas de espíritu sencillo, que no conocen el temor que acobarda, ni la vergüenza que retiene.
Te damos gracias, Padre, por las personas que saben descubrirte y disfrutarte en la presencia de las personas y las cosas.
Te damos gracias, Padre, por las personas que viven la existencia como peregrinos, y a la luz de la fe, caminan en busca de la patria mejor, definitiva y verdadera.
Te damos gracias, Padre, por las personas...


Da gracias al Padre y comparte con Él su gozo, 
por los corazones que no se resisten sino que se dejan tocar de la gracia.

Señor: dame inteligencia para comprender.
Señor: dame un corazón sencillo para recibirte.
Señor: hazme sabio en la sencillez de mi ignorancia.
Señor: hazme sabio en la simplicidad de mi corazón siempre disponible.
Señor: que mi vida abierta al Evangelio, “te haga estremecer de gozo” ante el Padre.

Que María, Virgen del Carmen, 
 me  enseñe a ser humilde como ella 
para así poder recibir al Señor 
y poder gozar de sus bienes.

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