Nunca faltaran profetas.



“Se le pedirá cuenta 
de la sangre de los profetas” 
(Lc 11, 47-54)

Jesús hace de la tierra, cielo; del dolor, gloria; de la ofensa, perdón; del odio, amor; de la muerte, vida.
Todo lo bueno está en Jesús.

No nos corresponde a nosotros juzgar.
Sólo Dios conoce el corazón de cada persona.
A nosotros nos toca caminar cada día con el compromiso de crecer en coherencia evangélica. 
Pasar por la vida haciendo el bien que podamos.
Identificarnos cada vez más con el Maestro.

Hoy el Señor nos pide que descubramos el plan de Dios sobre nuestras vidas y estemos “muy atentos” para no entorpecer el camino de gracia y descubrir que somos responsables no solo de nosotros mismos sino de los hermanos

Te confieso, Señor,
que mis conocimientos teóricos
sobre ti van aumentando,
pero mis actitudes no se parecen más a las tuyas.
No es que todo me sea indiferente,
pero me comprometo poco por ti.
Sé perfectamente que Tú
no me examinarás de teoría,
sino de amor solidario;
sin embargo, no termino de arrancar.
Confío en que las actividades
de mis hermanos en la fe y,
sobre todo, sentirte cercano
me ayuden a salir de esta situación.
¡Señor, que no quede todo en una idea más!

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