Persevera.
«Dios, ¿no hará
justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os
digo que les hará justicia sin tardar»
(Lc 18, 1-8)
Toda una invitación a que oremos e insistamos a ese Dios
que, sobre todo, es Padre
La oración es entrar en diálogo con el creador de todo,
el Padre que nos conoce, nos ama y quiere ayudarnos.
La oración es sólo esto: ¡una elevación piadosa del alma
a Dios!
Hay que orar incesantemente, sin desanimarse.
Dios es Padre, nos ha creado y nos ha elegido para la
vida.
No va a dejar que se pierda la obra de sus manos.
Sé
paciente.
Persevera.
En el silencio de Dios que a veces nos envuelve, no dejes
de mantener la fe y la confianza.
Jesús sabía bien que a veces el cumplimiento de la
oración se puede retardar, o incluso no realizarse, al menos a nuestros ojos.
Precisamente por esta razón contó la parábola de esa
viuda, instándonos a "rezar siempre, sin cansarnos nunca"
Orar
Orar es perderse en un silencio habitado.
Es escuchar, anhelando la voz amiga.
Es confiar, más allá de la eficacia y el método.
Es pelear contra los propios demonios.
Orar es jugarse la vida a una promesa.
Es hacer silencio para que se llene de música.
Es confiar en lo prometido más allá de las evidencias.
Es jugarse el tiempo sin comodín ni garantías.
Orar es mirarse a un espejo distinto.
Es amar una caricia intangible.
Es hacerse niño en los anhelos
y volcar lo frágil en un concierto sin música.
Orar es bailar con la niebla.
Es darle libertad a Dios,
para cantar o callar, para llamar o esperar.
Orar es recordar de otro modo.
Orar es perderse en un silencio habitado.
Es escuchar, anhelando la voz amiga.
Es confiar, más allá de la eficacia y el método.
Es pelear contra los propios demonios.
Orar es jugarse la vida a una promesa.
Es hacer silencio para que se llene de música.
Es confiar en lo prometido más allá de las evidencias.
Es jugarse el tiempo sin comodín ni garantías.
Orar es mirarse a un espejo distinto.
Es amar una caricia intangible.
Es hacerse niño en los anhelos
y volcar lo frágil en un concierto sin música.
Orar es bailar con la niebla.
Es darle libertad a Dios,
para cantar o callar, para llamar o esperar.
Orar es recordar de otro modo.
jmolaizola sj
Hoy celebramos la Jornada Mundial de las Misiones,
Domund.
Los misioneros son auténticos héroes anónimos y nada es
suficiente para agradecerles su entrega a los más débiles y pobres de este
mundo.
Ellos siguen el mensaje de Jesús: «Sois la luz del mundo»
(Mt. 5, 14)
Todos somos misioneros.
También nosotros nos sentimos enviados a anunciar el
Evangelio.
Dios solo necesita nuestro sí, nuestro amén.
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