Fuego



«He venido a prender fuego a la tierra, ¡Y cuánto deseo que ya esté ardiendo!» (Lc 12, 49-53)

San Antonio Maria Claret, cuya fiesta celebramos hoy, tomó como lema de su vida: “el amor de Cristo me apremia”. 
Sólo desde el intenso amor que llenaba su corazón se puede explicar la dedicación tan espléndida al servicio de la Iglesia

Jesús dijo: 
“He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!”. San Antonio María Claret ardió con el fuego de Jesús y nos dejó a sus seguidores una gran tarea: la evangelización por todos los medios posibles para que ese amor de Dios se difunda por el mundo.
"Haz, Señor, que ardamos en caridad y encendamos un fuego de amor por donde pasemos; que deseemos eficazmente y procuremos por todos los medios contagiar a todos de tu amor. Que nada ni nadie nos arredre, Señor..."  

El fuego del odio y la corrupción mata.

No es de Dios.
Pero el fuego del amor que nos calienta y anima, también puede dividir, aunque no queramos. 
Sólo podemos elegir amar y no dejar de amar con pasión.
Amar con verdad y encender en ese fuego de amor, siempre tiene alguna consecuencia que no querríamos soportar.
Si vives alguna situación donde tu amor divide y te enfrenta a otros, da gracias a Dios y sigue amando. Pero cuida siempre que ese fuego sea de caridad y no se enturbie con otros intereses que se nos pueden colar.


S. Clemente de Roma


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