Rechazados con Cristo






“Yo os he escogido…
Si a mí me han perseguido,
también a vosotros os perseguirán”
(Jn 15,19. 20)

El que está unido a Jesús debe saber que puede correr su misma suerte.
Jesús saca de la esclavitud y lleva a la libertad.
Saca de la injusticia y lleva al amor solidario.
Saca de la opresión y lleva al proyecto del Padre.
Quien denuncia los criterios del mundo, se gana el odio del mundo.
El mundo nos odiará por ser seguidores de Jesús
Busca algún signo de algún mártir o víctima de nuestros tiempos.   
Siempre que me aleje, dame tu mano y ven conmigo.
La actualidad sirve para comentar este evangelio.
¿Por qué tanto odio a la Iglesia?
¿Por qué tanta persecución, aunque sea de manera encubierta?
Los cristianos no somos santos.
Muchas veces debemos pedir perdón, pero aún con nuestros defectos hemos dado vida a una sociedad capaz de ser misericordiosa y a un estilo de vida que respeta la libertad.
Eso molesta al Maligno.

- Señor, que mis obras hablen de tu amor.

Señor: ¡Ahora si que es demasiado, ya no puedo más! Estoy agotado, consumido de dolor, agobiado de cargas, doblado por el esfuerzo, humillado por mis hermanos, incomprendido por mis amigos. Siento ganas de huir, de escapar de todo lo que me hace sufrir. Compréndeme, Señor: He compartido mis conocimientos y me han rechazado con desprecio. He ofrecido mi ternura y me han respondido con insultos. He trabajado por la concordia y me han arrinconado sin motivo. He invertido mi tiempo por mejorar el mundo y muchos sospechan de mis intenciones. He anunciado tu amor y tu cercanía y me miran como a un bicho raro. ¡Ah, Señor! ¿No es todo demasiado injusto? Señor, ayúdame a comprender mis fracasos, a darme cuenta de que si a ti te han rechazado también a mi me rechazarán. Ayúdame a reconocer y a pedir perdón  porque también yo hago sufrir a personas buenas. Señor, Tú me comprendes, porque también Tú fuiste rechazado, tuviste la sensación de que tu entrega era inútil, sufriste la tentación de no beber el cáliz de la pasión y quisiste refugiarte en la casa de los placeres sin compromiso. Pero Tú seguiste adelante, venciste al fracaso, al miedo, a la comodidad y al egoísmo. Y ofreciste tu vida sin regateos, lo diste todo, te diste del todo. Señor, ayúdame a escuchar tu susurro que me dice: "Ánimo. No tengas miedo. Sigue adelante. Yo he vencido incluso a la muerte. Y tú también vencerás. Las semillas que sembraste darán el ciento por uno y yo compartiré contigo mi vida resucitada".

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