Un defensor

"El Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio." 
Jn 15, 26-16, 4a

Jesús deja el Espíritu de la verdad, como un perfume que guía a la verdad completa. El Espíritu, presente en la comunidad, asegura que el mensaje y la actuación de Jesús son la verdad que da luz al mundo.

El Espíritu de la verdad es el que da testimonio. Testimonio que podemos dar porque estamos con él. Es la fuerza en medio de las dificultades, las persecuciones y el martirio.

Dar testimonio de Jesús en nuestro ambiente, siendo de palabra y de obra fieles a su estilo de vida y a sus enseñanzas, es hacer de la vida, historia de salvación

Dar testimonio de alguien, ser testigo, significa que podemos hablar con credibilidad de algo que hemos vivido en carne propia.

Es. Eso hace el Espíritu, el Espíritu de Jesús que el Padre nos envía, aquel mismo Espíritu que Jesús nos conquistó por su muerte y resurrección, nos enseña a vivir según Cristo. Esto es la comunidad creyente, los que anunciamos lo que hemos visto y oído, y que palparon nuestras manos acerca de la Palabra de vida.

La Virgen María abrió de par en par las puertas de su vida al Espíritu Santo. Vamos a pedirle a ella que nos enseñe, en estos días, a ser acogedores, darle hospedaje y no dejarle marchar nunca.

 



Señor, 

envía tu Espíritu a tu Iglesia, 

para que sin miedo dé testimonio de que tú has resucitado.

Señor, 

que tu Espíritu descienda sobre nuestras comunidades, 

para que entendamos mejor tu Buena Noticia de salvación.

Señor, 

danos tu Espíritu, 

para que nos enseñe a orar desde el corazón.

Ven, Espíritu Santo.

Que la mentira del mundo no me alcance.

Guíame a la verdad completa.

Espíritu Santo, ven sobre mí, habita en mi vida.

Úngeme, sáname, purifícame, dame fortaleza y alegría.

¡Ven, Espíritu Santo!


 

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