Se pone en camino

 


«¿Quién soy yo para que me visite 
la madre de mi Señor?» 
(Lc 1,43)

 

¡Ah, qué procesión del Corpus la que se inició aquel día!

«Cada vez que miramos a maría volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño» (EG 288).

María es mujer de nuestra historia, abierta a Dios y a los seres humanos. Ha vivido siempre en actitud de gratuidad y de donación. Se reconoce amada de Dios que es su Señor

La fe de María es una fe profética. Con su vida, María es profecía de la obra de Dios en la historia, de su obrar misericordioso que da la vuelta a la lógica del mundo elevando a los humildes y derribando a los soberbios (Lc 1,52).

María se levanta. Abandona la comodidad, la postura relajada y tranquila. Su estado de bienestar. Se pone en camino. Sale de sí misma, de sus preocupaciones e intereses. Y va deprisa. No deja para después la urgencia de quien la espera.

 María e Isabel se visitan, se alegran, se estiman, se valoran, se acompañan. ¡Que en estos tiempos de incertidumbres hagamos realidad esos encuentros de calidez, llenos de esperanza en el DIOS de la VIDA, llenos de la esperanza de sentirnos amados.

Visitar y quedarse. Los compromisos de servicio, ayuda y entrega a los demás no pueden ser algo puntual, es una cuestión de proyecto de vida, de pararse con ellos, de estar con ellos. Es entablar una relación, conocer y estar al lado.

"Proclama mi alma la grandeza del Señor". El Magníficat, que es un canto de alegría y alabanza al Señor, es la expresión de quien se siente inmensamente pequeña y amada con la gran ternura de Dios 

 Hoy Dios abraza tu esterilidad, tu sequedad, tus tropiezos, tus desorientaciones... Hoy Dios quiere que abraces la vida, que abraces tu vida, que abraces la Vida. Hoy María se pone en camino... Acoge su regalo...

 Que el Espíritu Santo nos llene de sus dones para que, como ella, podamos exultar con alegría que Tú eres nuestro Dios y Señor, que nos amas. Que te llevemos a todos.


 

Bajo tus pies, María,

los fieles se arrodillan para orar,

colocando su mirada en tu espléndido rostro,

unidos por la fe y la esperanza,

aferrándose a la grandeza de tu amor.

 

Enséñanos, Señor,

a reconocer tu presencia,

a saber interpretar los signos que nos muestras.

Enséñanos a gozar de la amistad y a compartir la fe.

Dame la confianza y generosidad de espíritu de María

para hacer tu voluntad con alegría y sin temor.

 

Tu visita es anunciadora de Evangelio.

Tu visita despierta la alegría escondida.

Visítame cada día, María.

«Ayúdanos a decir nuestro sí».

 

La visita de nuestra Madre,

siempre nos trae el gozo y la paz del Espíritu Santo.

Mediadora de todas las gracias, ruega por nosotros.

 

“María, ven a visitarnos.

Tienes nuestra puerta

siempre abierta.

Tráenos tu alegría,

tu capacidad de servir,

tu silencio, tu Magníficat.

Y enséñanos a poner

nuestras vidas

en las manos del Señor  con la misma confianza

de tu hágase”.

@ferminnegre

 


 

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