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El alimento

 


«Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre» (Jn 6, 22-29)

La búsqueda por atender las necesidades materiales es una gran preocupación del ser humano. Pero hay que cuidar que no se convierta en el único fin. Considerarlo siempre un medio para nuestra supervivencia, sabiendo que el sentido de vida lo encontramos en la fe.

La búsqueda del Señor no es egoísta, no está cargada de intereses personales, no debe tener ninguna intención oculta... Nos maravilla su Palabra, acerquémonos. Nos encanta estar con Él, abramos el corazón para ese encuentro.

El Señor nos ofrece vivir en el tiempo, llenándolo de amor y de ternura. Eso es lo que llena de calidad todo lo que hacemos. Vivir de lo esencial y dejar tanto relativo que nos distrae y nos deja vacíos.

"Trabajad por el alimento que perdura". Nos cuesta unir el verbo TRABAJAR en relación a nuestra fe. Pero, ¿qué alimento digno no viene del trabajo? No esperes a que te pongan la mesa, trabaja por este Reino de Dios que necesita de ti. Aún quedan muchos pies que lavar...

«La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado» Dios abre el misterio de su vida y lo comparte con nosotros; nos invita a apoyarnos únicamente en su visible testimonio. La fe es el medio que Dios nos ha dado para unirnos a él, y para atravesar toda crisis. En la mirada de Cristo se percibe la profundidad del amor. El pan partido y repartido es la expresión del amor gratuito. Vive hoy con gozo tu pertenencia a Dios. Descúbrete habitado, amado.


Si quieres, Señor, puedes purificarnos...
de nuestra desmesurada búsqueda de comodidad y "bienestar";
de nuestros horizontes chatos;
de nuestra mirada miope que incluye a los nuestros y deja al margen a tantos...

Si quieres, Señor, puedes purificarnos...
de los prejuicios con que reducimos a los demás por miedo,
de la violencia con la que nos tratamos,
de la indiferencia incluso con los más cercanos...

Si quieres, Señor, puedes purificarnos...
de nuestras hipocresías,
de nuestros cansancios y desencantos,
de vivir como si no existieras,
de buscar sólo tus regalos y olvidarnos de Vos...

Si quieres Señor, puedes purificarnos...
de nuestras faltas de confianza,
de nuestras inseguridades,
de nuestro regateo de amor.

Si quieres, Señor, puedes llenarnos de tu compasión,
despertarnos tus sueños,
fascinarnos con tu persona y con tu mensaje,
tomarnos el corazón para la construcción de tu Reino,
hacernos disponibles a tu llamada.


 

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