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Ese es mi Dios

 

"Volveré a veros, 
y se alegrará vuestro corazón, 
y nadie os quitará vuestra alegría." 
(Jn 16, 20-23ª)

La cercanía o la distancia no se miden en metros. Hay personas que están cerca físicamente pero sus corazones están alejados. Y hay largas distancias que nos separan de personas con las que nos sentimos completamente uno. El corazón se alegra cuando diluimos las distancias. Cuando nos sabemos acompañados. Cuando somos capaces de dejar el "yo" para que nazca el "nosotros".

Aunque pasemos por situaciones difíciles y apremiantes, la alegría interior se convierte en un río interno que nos hace capaces de afrontar con entereza problemas y dificultades.

Jesús habla del dolor que se convierte en gozo, e invita a los discípulos a ser pacientes, como él era. No nos está hablando de una espera vacía, sino que ve una oportunidad para crecer en confianza, y para profundizar nuestra relación con nuestro Dios, que nos ama.

Los cristianos aguardamos con esperanza la promesa del Señor: ¡Volveré! En la oración discernimos los acontecimientos, los signos de los tiempos, para descubrir en ellos el susurro del Espíritu. Aguardamos el mundo nuevo.

Cuando el Señor, por su Espíritu, vuelva al alma, cesará la inquietud y comenzará el reposo Él "dulce huésped del alma" será "nuestro descanso".

'Se alegrará nuestro corazón' por el encuentro con Él, de sentirle a nuestro lado siempre, al sabernos queridos, al descubrir que en nuestra pequeñez Él se acerca. Nuestra alegría no depende de nuestros logros sino de su presencia


"Nadie os quitará vuestra alegría"
Una vida en Cristo, en comunión con el Padre, impulsada por el Espíritu y en armonía con su voluntad. Sólo eso alegra el corazón y esa alegría no nos la quita nadie.

La alegría que Jesús nos regala, no hay tristeza que pueda apagarla. La alegría de la vida, la esperanza, del amor que siempre triunfa. No está condicionada por el tener o el poder, sino por el despojamiento y el abandono. Una alegría que supera toda dificultad.

Nuestra alegría es saber que Cristo ha resucitado, lo que nos alegra es sentir su proximidad, cultivar su amistad.

Señor, gracias por la alegría 

que me brota de los adentros como un surtidor de vida. 

Ayúdame a contagiarla, Señor. 

Es tuya y por tanto nuestra.

 


Sólo quedas Tú

Porque nuestros proyectos se desmoronan y fracasan,

 porque el éxito no nos llena como deseamos,

porque el amor más grande deja huecos de soledad,

porque queriendo amar nos herimos,

porque nuestros sueños se evaporan al despertar,

porque nuestra sed de felicidad no encuentra fuente,

porque la muerte es una pregunta que no sabemos responder…

Al fin, en la raíz, en lo hondo, sólo quedas Tú.

Sólo tu Sueño me deja abrir los ojos,

 sólo tu Mirada acaricia mi ser,

sólo tu Amor me deja sereno,

sólo en Ti mi debilidad descansa,

sólo ante Ti la muerte se rinde.

Sólo Tú eres mi roca y mi descanso.

Te acojo, alegre y agradecido, en el corazón.


 

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