Lo que no ve Dios
“Entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu
Padre” (Mt 6,6).
Jesús es terminante: todo lo que se hace para que la
gente lo vea, el que no lo ve es Dios.
La idea de Jesús es esta: con lo que no se puede hacer
negocio es con lo que jamás puede ser negociable, por ejemplo, el amor, la
amistad, la generosidad o la fe.
Jesús insiste en que la religión se debe practicar de
forma que nadie se entere, ni tu mano izquierda debe saber lo que haces con la
derecha.
El Dios de Jesús no ve nada más que "lo oculto", lo
que, por tanto, nadie puede saber.
Según Jesús, hay dos modos de hacer el bien, de ayudar a
los demás, de orar o de ayunar.
El que él desaprueba es el de los hipócritas:
para quedar bien, porque esto da prestigio, para que mi nombre salga
publicado...
El modo correcto es el que nace del deseo sincero de actuar según
el Padre del cielo.
Él da y se da con toda generosidad, sin hacer ostentación
de sus dones, incluso, cuando quienes los recibimos no los agradecemos o no los
valoramos como deberíamos.
- Gracias, Padre,
porque tu amor generoso
nos hace existir y actuar.
Haznos
partícipes de tu generosidad.
En la interioridad, sin ruido de palabras y a solas,
enseña el Espíritu el camino de la oración.
Busca un lugar silencioso y habla con el Dios que habita
tu corazón.
Oigo en mi corazón:
Buscad mi rostro.
Tu rostro buscaré, Señor.
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