Contigo sembraremos la ternura.
“No hagáis frente
al que os agravia”
(Mt 5,39).
¿Se puede presentar como programa de vida poner la
otra mejilla al que te abofetea, darle al que te pide más de lo que te pide, no
rehuir al que te pide prestado...?
El trasfondo de estas palabras del evangelio refleja el conocimiento real del mal del mundo: agresiones, situaciones de violencia, desprecio del pobre y débil...
Y, sobre todo, el convencimiento de que lo negativo sólo
puede superarse con la fuerza de la paz, del bien, del respeto, del perdón; en
definitiva, tratando al otro como hermano y nunca como enemigo.
La propuesta de
Jesús es que no nos cansemos de hacer el bien y que no nos dejemos vencer por
el mal.
Jesús enseña a sus amigos a interrumpir con la
no-violencia la espiral de la violencia.
Sonríe una y otra vez; es una
excelente manera de desarmarte y de salir al encuentro; un camino para
“impulsar la cultura del encuentro y globalizar la caridad” (Papa
Francisco).
Sé que tú me amas.
Con eso
me basta.
Contigo sembraremos la ternura.
- Bendice, Señor,
a todos los que trabajan por la paz
y la justicia.
Y no los dejes caer en el desánimo.
Hoy celebramos a San Antonio de Padua, presbítero y doctor de la Iglesia
Antonio de Lisboa (1195-1231) fue un gran predicador y el primer franciscano
que enseñó teología en Bolonia.
Pío XII lo declaró (1946) «doctor evangélico»
por su celo en el anuncio de la buena nueva:
«Jesucristo fue humilde cuando
tomó nuestra naturaleza; pobre, en su nacimiento; sensato, en su predicación,
ya que empezó a hacer y a enseñar; misericordioso, bajo los golpes, las
bofetadas, los salivazos» (Sermón).
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