Prender fuego

 


"No he venido a traer paz, sino división".  
(Lc 12, 49-53)

He venido a prender fuego: a encender las conciencias apagadas, a despejar las mentes embotadas, a levantar los ánimos decaídos, a infundir energía a los abatidos.

A eso he venido, a eso os envío: a alentar, a estimular, a despabilar a los postrados, a reconfortar a los esforzados, a avivar las mechas humeantes, a prender fuego.

Préndeme, Señor, con tu fuego.

He venido a prender fuego: el mío es el fuego de la verdad, el amor que quema y cura.

Pasaréis por un bautismo de fuego que os purificará, que os abrasará las entrañas.

A eso he venido, a eso os envío: a saltar la hoguera, a caminar sobre ascuas, a prender fuego.

Préndeme, Señor, con tu fuego.

He venido a prender fuego: el mío es el fuego que arde sin consumirse, el fuego que ilumina a todo hombre y mujer, el fuego que incendia los corazones, el fuego que alumbra en la oscuridad, el fuego que brilla en las tinieblas.

A eso he venido, a eso os envío: a arder e incendiar, a brillar e iluminar, a prender fuego.

Préndeme, Señor, con tu fuego.

He venido a prender fuego:

Mi palabra es fuego abrasador, llamarada incontenible, es calor de vida palpitante, es antorcha en lo alto y lumbre interior; rayo y volcán, horno y brasero.

A eso he venido, a eso os envío: a elevar la temperatura humana, a dar calor al mundo, a cauterizar heridas, a reavivar los rescoldos, a prender fuego.

Préndenos, Señor, con tu fuego.


 


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