La Buena Noticia

 


"El que crea y bautice se salvará" 
(Mc16,15-20)

“Hoy la Iglesia celebra a San Marcos, uno de los cuatro evangelistas, el primero que escribió el Evangelio, con un estilo muy simple. Si hoy tenéis un poco de tiempo, leedlo. Da gusto leer la simplicidad con la que Marcos narra la vida del Señor”. (Francisco)

La Pascua implica la Misión. 
Todo cristiano, por el hecho de serlo, 
es un apóstol que predica en su vida la Vida. 
La nueva vida de la Pascua 
que Jesús nos regala va creciendo en medio de dificultades. 
La Vida vence siempre a la muerte, 
la Luz desplaza a la oscuridad, 
el Amor es más fuerte que el odio. 
Estamos en tiempo pascual, 
y este se define por la alegría misionera. 
Todo el dolor y tristeza 
que ocasiona la cruz se vuelve asombro y esperanza. 
La muerte no es definitiva. 
Jesús abre la puerta a un amor que vence la muerte. 
La resurrección llena la historia humana 
de unas posibilidades desconocidas. 
Toca creer. 
Es verdad que en nuestras vidas 
hemos abandonado a Cristo muchas veces, 
pero eso a Jesús no le importa. 
Él nos llama a predicar el evangelio con un ardor de caridad 
que nos obligue a transmitir a los demás la verdad 
que hemos encontrado. 
Jesús envía a sus discípulos para proclamad el evangelio. 
La fe y el bautismo regalan la salvación.  
"El que crea y bautice se salvará". 
El bautizo es un nuevo comienzo, una nueva etapa. 
Da igual la edad que tengas, 
es un saberse cogido de la mano por Dios 
sintiendo que es tu seguridad y fortaleza. 
Confía en Él a pesar de las dificultades del camino.
 Y quien cree muestra signos: expulsa el mal, 
tiene un lenguaje universal, 
y puede enfrentarse a peligros porque está protegido. 
El Señor acompaña. 
El impulso del Espíritu nos convoca, nos urge: 
llevar la Buena Noticia a todos los Pueblos. 
En nombre de Jesucristo vivamos, proclamemos, intercedamos, porque cada vez es más próxima la Primavera de la Fe.
Al igual que Marcos, cada uno de los cristianos 
somos invitados a proclamar la Buena Nueva del Evangelio

Habla la Vida

Habla la Vida,
no en palabras ni versos,
no en poemas ni cantos,
no en susurro,
no en grito.

Habla, primero,
al abrazar al herido
y dar agua al sediento,
al partirte un poco la espalda
para cargar con los abatidos
(¿quién, si no, tirará de ellos?).

Habla la Vida,
en el perdón sincero,
en el respeto,
en un amor de hermano,
de amigo,
de amante eterno,
en la mesa dispuesta
para saciar al hambriento.

Si la Vida calla,
el poema, el grito, el canto…
…es verbo hueco.
Pero si cantan las obras,
si recita el gesto,
si grita la vida,
eso es evangelio.


(José María R. Olaizola, SJ)

 


Comentarios

Entradas populares de este blog

"Señor, enséñame a orar"

Gracias, Señor.

Colaborar con el Señor