¡Déjate liberar!

 


“Conoceréis la verdad, 
y la verdad os hará libres. 
Si el Hijo os hace libres, 
seréis realmente libres”. (
Jn 8, 31-42)

 “Que de la escucha atenta a la palabra de Dios no se puede permanecer indiferente. No se puede escuchar la palabra de Dios como un simple artículo o un buen libro. Es palabra viva, es palabra de Dios, que crea un vínculo tal en el alma que compromete nuestra existencia. No se puede permanecer indiferente. Cuando la vida se vive al ritmo de la Sagrada Escritura, se vive como un verdadero discípulo de Jesús, un discípulo que busca compartir el tesoro que ha encontrado, un discípulo que, en el centro de su vida, tiene a su líder, su rey su Señor.
Ayúdanos, Jesús, a dejarnos transformar por tu palabra. Madre Santísima, tú que fuiste la maestra del verdadero discipulado cristiano, enséñanos el camino para llegar al corazón de tu hijo Jesús”.
(Papa Francisco)


La Verdad, es Jesucristo mismo. Es necesario conocerle para adquirir la libertad de los Hijos de Dios. Permanecer en su palabra para llegar a ser discípulos. No seguimos a una idea, sino a una persona que nos regala conocer la verdad, y en esa verdad ser libres. Es el deseo que late en lo profundo de nuestro ser. Vivir en la autenticidad para descubrir la libertad. A pocos días de Semana Santa, permitamos que Jesús nos interpele y ayude a ser libres.

Cuántas cosas que nos esclavizan en el día a día... ¡Déjate liberar por quien te ofrece la verdadera libertad! Porque tus ataduras no aprietan tanto como crees ...


Permanecer en la Palabra es lo que nos hace libres. Nos revela la voluntad de Dios y la identidad humana. La libertad no es hacer lo que me da la gana. Eso acaba haciendo esclavos egoístas y caprichosos. Ser libres es ser capaces de entregar lo que somos y tenemos por amor. Como Jesús.

"El Hijo os hace libres". El pecado... esa palabra tan extraña y tan arcaica... Pero seguro que aún así sabrás que hay cosas que no van bien en tu vida en relación con Dios, con los demás, contigo mismo... Llámalo como quieras, pero sé libre acogiendo su perdón.

Cuando miramos a la Cruz descubrimos la consecuencia de nuestros pecados. Reconozcamos hoy ante Él nuestra debilidad y nuestro pecado, para que habite en nosotros su Espíritu. Así, seremos y viviremos como hijos de Dios y la Verdad nos hará libres.


 

Señor, 

libéranos de tantas ataduras que tenemos 

y de las que no somos conscientes. 

Ven, Espíritu Santo, 

porque donde Tú estás hay libertad, verdad, humildad; 

hay comunión y esperanza, 

hay alegría y paz.

Ven porque donde Tú estás está Cristo, 

ven para que no nos falten profetas y testigos, 

ven y enséñanos a orar, 

a decir "sí"; 

ven porque eres capaz de poner gozo secreto 

en medio del sufrimiento.

Con tu fuerza levántame del suelo, 

quítame los miedos 

y haz que no abandone el Camino 

que me lleva a la Vida con mis hermanos.

Amén.


 

 

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