Nos abraza a todos
La fe nos introduce en una nueva relación y en una verdad que nos libera. Vivir ya no es la cansada tarea de lograr éxitos sin parar, de deslumbrar, de lograr ser admirados. La fe nos regala vivir habitados, acompañados, providentemente cuidados. Es recibir diariamente la dosis del amor más grande.
El amor de Dios se derrama en la Cruz. Quien cree tiene vida eterna. Dios ha enviado a su Hijo por amor para salvar. Creer en él es encontrar salvación. No hay lugar a juicios y condenas. La fe en Jesús es fuente de vida, gracia y amor.
Hoy es la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
En el madero de la cruz están escritos cada uno de nuestros nombres. Él no olvidó a nadie. Su amor nos abraza a todos.
La cruz no se impone. No nos cae del cielo. La cruz se acepta y se coge cada día. Y no es sino amor, entrega, servicio, sacrificio. Solo con amor las adversidades de la vida, los trabajos, las fatigas, se transforman en cruz que nos salva. La cruz de Cristo. Su amor. Su entrega.
La cruz nos habla y propone un camino de coherencia en la respuesta a la voluntad de Dios, respeto y cuidado del hermano, denuncia del mal y la injusticia en el mundo y saber transformarlos en encuentro por la misericordia y el perdón.
Cada vez que hacemos la señal de la cruz revivimos el acto de amor más grande que realizó Jesús para redimirnos
La Cruz es grande y gloriosa. Grande, porque es origen de innumerables bienes... Preciosa porque significa a la vez sufrimiento y trofeo de Dios: en ella sufrió una muerte voluntaria y en ella fue vencida la muerte” (Andrés Creta).
“Déjame, Señor, vivir al pie de tu Cruz… de día, de noche, en el trabajo, en el descanso, en la oración, en el estudio, en el comer, en el dormir, … siempre… siempre…” (San Rafael Arnáiz).
"Llevo muy poco tiempo desde que conocí la dulzura de los caminos de Cristo, pero es en la Cruz donde siempre he hallado consuelo. Es en la Cruz donde he aprendido lo poco que sé... Es en la Cruz donde he hecho siempre mi oración y mis meditaciones... En realidad no sé otro sitio mejor, ni acierto a encontrarlo..., pues quieto. Por eso, Señor, al ver la divina escuela de tu Cruz que es el Calvario, acompañado de María, donde únicamente puedo aprender a ser mejor, a quererte, a olvidarme de mi mismo, no permitas que me aparte de Ti” (San Rafael Arnáiz).
En la cruz está la vida
En la cruz está la vida
y el consuelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
En la cruz está “el Señor
de cielo y tierra”,
y el gozar de mucha paz,
aunque haya guerra.
Todos los males destierra
en este suelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
De la cruz dice la Esposa
a su Querido
que es una “palma preciosa”
donde ha subido,
y su fruto le ha sabido
a Dios del cielo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
Es una “oliva preciosa”
la santa cruz
que con su aceite nos unta
y nos da luz.
Alma mía, toma la cruz
con gran consuelo,
que ella sola es el camino
para el cielo.
Es la cruz el “árbol verde
y deseado”
de la Esposa, que a su sombra
se ha sentado
para gozar de su Amado,
el Rey del cielo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
El alma que a Dios está
toda rendida,
y muy de veras del mundo
desasida,
la cruz le es “árbol de vida”
y de consuelo,
y un camino deleitoso
para el cielo.
Después que se puso en cruz
el Salvador,
en la cruz está “la gloria
y el honor”,
y en el padecer dolor
vida y consuelo,
y el camino más seguro
para el cielo.
Santa Teresa de Ávila
Comentarios
Publicar un comentario