Conmueve a Dios


 
«Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe.»  
(Lc 7,1-10)

Jesús se admira del centurión. Alaba su fe. La activa el cariño por un criado. Pide su curación, pero no se atreve a hacerlo directamente. Busca mediaciones que a su vez intercedan por él porque no se cree digno. Una fe que brota en la comunión, crece y da fruto.

¡Qué fe tan bella y tan confiada! Una fe que conmueve al mismo Dios

Conviene por tanto cuidar de la Fe, alimentarla y hacerla crecer.

Como el centurión no exijamos nada a Dios, pongámonos en sus manos, Él conoce nuestra realidad y necesidad. Hablémosle de ella y la de aquellos que nos rodean, de la del mundo... y confiemos, Él la escucha y la atiende. 

 Hoy celebramos San Juan Crisóstomo    

"Dar dinero es cosa de muchos, pero atender uno mismo a los necesitados, y hacerlo de buena gana, con amor y fraterna caridad, es cosa que requiere un alma grande y de altas virtudes". 

«Si no logras encontrar a Cristo en el mendigo a las puertas de la iglesia, no Le encontrarás en el cáliz».


Gracias, Señor, por indicarme cómo quieres que viva, con ejemplos tan sencillos y luminosos. Mi fe en ti, Jesús, me lleva a amar a todos. Cuando ayudo a los demás se fortalece mi fe.

 


 

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