Él nos da la recompensa antes, su llamada ya lo es todo. No vivo el Evangelio para que Él me ame, vivo el Evangelio porque me ama, me ha elegido, llamado y me acompaña en la vida.
Y después de todo seguimos necesitando certezas. No lo puedo negar, a mí como a Pedro, me cuesta confiar. Me gustan las certezas. Y Jesús nos lo promete… una vez más.
San Benito hizo vida este Evangelio. «No antepongan absolutamente nada a Cristo», decía. Lo dejó todo para seguir a Jesús. Hoy pedimos por Europa, para que fortalezca sus raíces cristianas.“Cuando emprendas alguna obra buena, lo primero que has de hacer es pedir constantemente a Dios que sea Él quien la lleve a término” (San Benito)
Señor, ¿merece la pena decir la verdad?
¿trae cuenta renunciar a caprichos?
¿tiene sentido ser generoso y compartir?
¿qué voy a recibir por ser buen cristiano?
¿qué me vas a dar por seguirte?
A veces siento, Señor, que no merece la pena,
que ...es mejor buscar únicamente mi interés
dejar de sentir los problemas de los demás
y vivir la vida alegremente, sin renunciar a nada.
Así lo siento... y no me gusta esta sensación.
Sé qué tú das el ciento o el mil por uno,
incluso el cien por cero o el mil por nada,
que tú pagas sin saber si vas a recibir algo;
pero a veces no lo siento así, Señor,
y te pido que me ayudes a experimentarlo.
Señor, ayúdame a comprender y a sentir
que amar y servir a los demás es un regalo,
que vivir en la verdad es una gracia tuya,
que Tú haces posible mi esfuerzo y mi renuncia,
que seguirte y estar a tu lado es el mejor don.
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