“El reino de los cielos se parece a un hombre
que sembró buena semilla en su campo”
(Mt 13, 24-43).
Señor Jesús,
comprensivo y acogedor.
Todos conocemos personas buenas.
Pero tu bondad supera nuestra imaginación:
refleja el amor sobre todo amor de tu Padre,
refleja el rostro materno de Dios,
refleja el fundamento de nuestra fe, de nuestra esperanza y de nuestra caridad.
Señor Jesús,
empático y compasivo,
eres el más intensamente humano de todos los humanos:
eres infinitamente más comprensivo que nosotros,
eres más sabio que nosotros.
Señor Jesús,
el lleno de autoridad, pero también lleno de paz,
por ti tenemos algunas certezas:
sabemos que la injusticia, sea la que sea, se impone por la fuerza,
que el perdón, tan difícil y tan necesario, libera y abre puertas
inimaginables,
que la paciencia en ti y ante ti todo lo alcanza.
Señor Jesús,
ante ti sentimos que somos capaces de vivir,
llenos de paz,
aún en estos tristes y espeluznantes tiempos de pandemia;
ante ti sentimos somos capaces de reconocernos
como una pequeña semilla que tú siembras,
aún en estos tiempos tan volátiles y tan ambiguos;
ante ti somos capaces de sentirnos discípulos en camino,
a pesar de nuestros miedos y nuestras debilidades.
Señor Jesús,
envía tu Espíritu para que nos santifique más,
para que nos impulse más,
para que nos humanice más
en estos momentos
tan convulsos,
tan extraños,
tan deshumanizantes
que nos tocan
vivir.
Comentarios
Publicar un comentario