La medida
"La lámpara se trae para ponerla en el candelero.
La medida que uséis la usaran con vosotros"
Mc 4, 21-25
Somos luz...
y nuestro candelero es nuestra vida cotidiana, nuestro lugar pequeño y concreto
en el mundo. No dejemos que 'el celemín' de las monotonías de lo de siempre,
los miedos a darse...nos paralicen y escondan.
Somos muy
dados a juzgar, a veces inconscientemente. Y el juicio es contrario al amor.
"No juzguéis y no seréis juzgados..." "Con la misma medida que midáis..."
La única medida que nos salva es la misericordia, la comprensión, la acogida, la reconciliación, el amor.
La única medida que nos salva es la misericordia, la comprensión, la acogida, la reconciliación, el amor.
Las medidas
que usamos dependen de nuestra manera de mirar el mundo, a los otros, y a
nosotros mismos. Medir para controlar. Para hacerlo todo a nuestra medida. Para
ser dueños poderosos de lo que creemos, automintiéndonos, que nos pertenece.
Cristo nos
mide con la vara de su misericordia, de su amor, nos perdona siempre y nosotros
a veces somos muy duros para juzgar a los demás. Respondamos a Cristo con ese
amor a los que están mas cerca de nosotros, midiéndolos con los ojos de Cristo,
con amor y caridad.
La Palabra
de Dios es una luz potente que no se puede esconder. En ella está la clave
para que el ser humano encuentre su plenitud. Haz silencio interior y ponte a
la escucha. Léela, medítala. Nos revela el camino para vivir como hijos de
Dios. Ábrete a su acción transformadora.
Hermanos
vivamos como hijos de la luz, llevemos a los demás a Cristo, Camino, Verdad y
Vida y que nuestras buenas obras nos acompañen siempre como la garantía más
genuina de que sabemos escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica.
Que la luz de nuestro amor brille potente sobre
la tierra.
Que la luz de tu alegría brille sobre la
tierra.
Que la luz de nuestra fe resplandezca en
nuestra tierra.
Que la luz de
Cristo brille siempre en nosotros, para que podamos dar a los demás ese reflejo
de Dios.
Haz todo movido por el amor a Dios, confiando que con Él todo es posible.
Seremos luz para
los demás si el Señor viene a hacer morada en nosotros.
Hagamos todo movido por el amor, únicamente así
tendremos la fuerza para amar a los demás con sinceridad, con desinterés, con
pureza de intención, sin esperar nada a cambio.
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