Nuestra victoria es la fe
«Señor, si
quieres,
puedes limpiarme»
(Lc 5, 12-16)
Empezar de nuevo. Aprender cada día de todo lo vivido.
Dejar que crezca el deseo del bien y el compromiso por hacerlo posible. Sentir
que sólo el amor nos hace humanos, nos devuelve la inocencia, nos abre las
puertas del reino al hacernos como niños.
No le importa la fama sino las personas, no le importa la
cantidad de gente que le admira sino la calidad del trato, del cuidado, de la
atención a los más necesitados... se acerca, los toca, los cura. No quiere
llamar la atención.
La iniciativa en querer ser limpiado es de quien se
conoce enfermo, leproso, necesitado. Si no hay conciencia de enfermedad,
tampoco la hay de necesidad de salud. Dios está dispuesto a curar siempre que
se lo pidamos. ¿Quieres?
Jesús quiere curarnos de todo lo que nos impide realizar
la voluntad del Padre, que nos impide amar a Dios y a los hermanos. Acudamos a
Él con confianza, reconozcamos nuestro pecado y nuestra debilidad con humildad
y experimentaremos la maravilla de su amor.
Jesucristo es Maestro. Sus prioridades, su forma de
actuar, sus valores, su vida entera son el libro abierto que poco a poco hay
que leer, desvelar y dejar que arraigue en las entrañas. Que su misericordia
infinita y su corazón compasivo nos transformen.
La fe vence al mundo.
La fe en el Hijo tiene la fuerza en si misma
para vencer el temor a la muerte;
tiene luz para iluminar la oscuridad
de la vida y de la muerte;
tiene coraje para superar el miedo que nos paraliza;
curar las heridas de los fracasos
en la lucha por cambiar este mundo
y convertirlo en reino de Dios.
Nuestra fe vence al mundo.
No nos deja encerrarnos en lo finito e inmediato.
Nos mantiene despiertos, con capacidad de lucha
y de superación hacia el futuro.
La fe es confianza en el Dios
que hace posible lo que parece imposible;
que cumple sus promesas,
a veces por caminos desconocidos para nosotros.
Nuestra victoria es la fe:
seguir creyendo en Jesús,
seguir apostando por su Causa,
sin acobardarnos y dejando la vida en el empeño,
si fuera preciso, como Jesús…
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