Enviados
«Venid en pos de mí y
os haré pescadores de hombres»
(Mc 1, 14-20)
Iniciamos el tiempo litúrgico Ordinario. Un tiempo
extraordinario para seguir haciendo presente la Navidad, «Dios-con-nosotros», y
la Pascua del Señor –su muerte y resurrección – en los acontecimientos de la
vida cotidiana.
Anuncia un nuevo orden, una nueva manera de estar y ser en
este mundo, con Él a la cabeza, con Dios como protagonista y llevando la
iniciativa, el Reino de Dios. Los que no reciben una buena noticia desde hace
tiempo se apuntan.
Jesús pasa a nuestro lado y nos dice: "Sígueme",
que también significa: escucha, confía, camina, invoca, bendice, perdona, trabaja,
acepta, canta, sirve, intercede, anuncia, cuida, alaba, consuela, agradece,
comparte, acompaña...
Ama
Ama
Sígueme
... no importa tu fragilidad
... cuento contigo
... haremos grandes cosas juntos.
Tan solo, sígueme.
... no importa tu fragilidad
... cuento contigo
... haremos grandes cosas juntos.
Tan solo, sígueme.
La llamada de Jesús toca la profundidad de nuestra
existencia, el núcleo de nuestra persona. De ahí que se deja todo, porque el
único que puede llenar nuestra vida es su Todo. Lo demás es sólo accidental.
Ser discípulos significa estar en su compañía; aprender a
estar tranquilos, a prestar atención, a mantenernos a la expectativa; desear ir
a donde Jesús va y frecuentar la compañía de aquellas personas con las que él
se mezcla. Y esto significa dejar que la acción vaya manifestándose, dejar que
la relación vaya consolidándose; dejar que la acción de Cristo vaya
manifestándose en nosotros como la acción del Padre se manifiesta en él.
Dispuestos a ser
enviados
Señor Jesucristo,
que enviaste a los tuyos
a anunciar por el
mundo el inmenso amor
que Dios nos tiene,
danos a nosotros
fuerzas y capacidad
para seguir los
caminos de tantos cristianos
que te han
anunciado en todo el mundo,
y han hecho de este
espacio de vida
un lugar más humano
y más fraterno.
Que anunciemos y
practiquemos la fraternidad,
la justicia, la
libertad y la solidaridad.
Y, si quieres
enviarnos
de una forma
especial,
con un compromiso
de por vida,
danos con tu
llamada
los talentos
necesarios para seguirla
con fidelidad y
juventud,
con alegría y
entusiasmo,
seguro de que Tú
vas con nosotros.
Gracias, Jesús, por
hacernos de los tuyos
y darnos un corazón
capaz de ser más grande
que nuestras
fronteras de raza y sociedad. Amén.
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