Un corazón compasivo
“Quiero, queda limpio”
(Mt 8,4)
El pecado es como la lepra: destruye a la persona
y la separa de la sociedad.
Jesús cura tocando al leproso.
Sin intermediarios.
El contacto y la cercanía curan.
Jesús quiere que el ser humano sea feliz y camine por la
vida, consciente de su dignidad de hijo de Dios.
Acércate a Jesús, él es la
fuente de la Vida, dile todo lo que te angustia, todo lo que te preocupa.
Déjate
mirar por su Amor.
Que su mirada recorra los rincones de tu corazón.
Dios te regala la vida.
Mírala con asombro.
Dios te regala la vida.
Acógela con tus manos abiertas.
Dios es la vida para ti.
Ábrele la puerta de tu corazón.
Jesús quiere hoy también sanar nuestro corazón y nos envía a colaborar
con él en su obra sanadora, acercándonos y tocando a los “leprosos” y
marginados de hoy.
¿Qué le respondes?
El amor a Dios lo expresamos a través del amor y el
servicio al prójimo.
Del mismo modo Dios nos ama a través de nuestros
hermanos.
Cada vez que recibimos un sacramento Dios "nos
toca" y nos da su gracia.
De manera especial en el sacramento del perdón.
- Señor, puedes curarme.
- Señor, puedes curarme.
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