Dad al César.....
“Lo que es del César pagádselo al César,
y lo que es
de Dios a Dios”
(Mc 12,17).
Quieren meter a Jesús en una calle sin salida, pero él se
abre paso y aporta una claridad insospechada.
Expón a Jesús las cuestiones en
las que no encuentras salida.
Acoge su luz y confía en Él.
Lo tuyo, Señor, es de todos.
¿Será mi vida también un
regalo para todos?
Ser cristiano supone un gran amor por cuanto afecta a la
sociedad. El cristiano goza de los beneficios de la comunidad .y por ello debe
contribuir.
Escudarse en razones de tipo religioso para obtener privilegios es
actuar de manera bastante hipócrita.
Pagamos impuestos materiales, pero se nos
exige un paso más: impuestos en mayor amor y cordialidad en lo que hacemos.
- Señor, que sepa darte tiempo.
También nosotros sabemos, Jesús, que Tú eres sincero,
que enseñas el camino que nos lleva a Dios,
el camino verdadero que nos da paz y felicidad.
Queremos escucharte hoy con un corazón atento,
con una voluntad decidida para recorrer tu camino.
Tú no nos engañas, Tú hablas con claridad.
Nos adviertes del peligro de construir mal nuestra vida
de ofrecer al César (a cualquier ídolo) lo de Dios
y a Dios lo que les corresponde a las cosas y a las personas.
Sin embargo, a veces nos engañamos, nos equivocamos: te queremos contentar con unas monedas, una oración, una reunión o un compromiso; para que nos dejes tranquilos y no nos pidas más. Y damos nuestro trabajo y nuestra vida a otros "dioses": a las aficiones, a los caprichos, al placer, al dinero, a la fama, a la moda o al poder; diosecillos que nos exigen mucho y no dan nada bueno.
Para ser felices, hemos de agradecerte la vida que nos has dado y corresponder al inmenso amor con que nos cuidas. Por eso, queremos ofrecerte con amor la vida entera: el tiempo de trabajo y de diversión, el tiempo compartido con la pareja y con las amistades, el tiempo que pasamos en el barrio y en la familia.
Y lo grande es que dándotelo todo, no perdemos nada, ganamos todos, nosotros mismos y cuantos nos rodean. Danos tu Espíritu para dar al César lo que es del César y a Dios, nuestro Padre, la vida entera.
Sin embargo, a veces nos engañamos, nos equivocamos: te queremos contentar con unas monedas, una oración, una reunión o un compromiso; para que nos dejes tranquilos y no nos pidas más. Y damos nuestro trabajo y nuestra vida a otros "dioses": a las aficiones, a los caprichos, al placer, al dinero, a la fama, a la moda o al poder; diosecillos que nos exigen mucho y no dan nada bueno.
Para ser felices, hemos de agradecerte la vida que nos has dado y corresponder al inmenso amor con que nos cuidas. Por eso, queremos ofrecerte con amor la vida entera: el tiempo de trabajo y de diversión, el tiempo compartido con la pareja y con las amistades, el tiempo que pasamos en el barrio y en la familia.
Y lo grande es que dándotelo todo, no perdemos nada, ganamos todos, nosotros mismos y cuantos nos rodean. Danos tu Espíritu para dar al César lo que es del César y a Dios, nuestro Padre, la vida entera.
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