¿Me amas?
“Señor, tú conoces todo,
tú sabes que te quiero…
Sígueme”
(Jn 21,17.19)
Si me amas, apacienta mis ovejas.
Resulta fácil caer en la tentación de hacer grandes cosas
para demostrar el amor.
Jesús no pide grandes mortificaciones ni ayunos ni...
Pide servicio a los hermanos.
Más hondo que el pecado de Pedro es ahora la confesión de
su amor.
Más fuerte que el mal es el bien.
Más fuerte que la guerra es la paz.
Jesús nos invita a caminar con él.
El Espíritu es quien renueva en nosotros la
espontaneidad de nuestra respuesta a seguir a Jesús.
Incluso en los
días de tormenta el Espíritu permanece con nosotros.
Jesús es fiel.
Su mirada y su palabra no se alejan de nuestra vista.
Confía en nosotros.
La presencia del Espíritu en nosotros nos despierta a una
compasión y a una infinita bondad del corazón.
¡Qué gozo poder decirte cada día: Tú lo conoces
todo, tú sabes que te quiero!
Enséñame a esperar siempre la victoria de tu amor.
Lee de nuevo el Evangelio y sustituye el nombre de Pedro
por el tuyo.
Escucha a Jesús.
Él conoce tus pecados y todas tus buenas intenciones.
Te pregunta, te habla con cariño y espera tu respuesta.
¿Me amas más que éstos?
¿Me amas?
¿Me quieres?
Apacienta mis corderos
Otro te llevará a donde no quieras
Sígueme.
“Señor, tú lo sabes todo,
sabes que te amo con todas las fuerzas de mi pobre corazón,
sabes que soy capaz de jugármela por ti ahora
y gritar que no te conozco dentro de un rato.
Así soy Señor: débil y fuerte a la vez.
Así es mi corazón: valiente y cobarde a un tiempo.
Mis días son cartas de amor y egoísmo barajadas.
Sé que me quieres, Señor,
y que nada ni nadie puede separar tu amor de mi pobreza.
Te doy gracias porque cuentas conmigo Señor
para cuidar a tus hijos, para mostrarles tu amor.
Te seguiré, Señor, envíame,
aunque me ciñan las incomprensiones
y me conduzcan al dolor que menos quiero,
Gracias, Señor, por poder vivir contigo esta historia de amor.”
sabes que te amo con todas las fuerzas de mi pobre corazón,
sabes que soy capaz de jugármela por ti ahora
y gritar que no te conozco dentro de un rato.
Así soy Señor: débil y fuerte a la vez.
Así es mi corazón: valiente y cobarde a un tiempo.
Mis días son cartas de amor y egoísmo barajadas.
Sé que me quieres, Señor,
y que nada ni nadie puede separar tu amor de mi pobreza.
Te doy gracias porque cuentas conmigo Señor
para cuidar a tus hijos, para mostrarles tu amor.
Te seguiré, Señor, envíame,
aunque me ciñan las incomprensiones
y me conduzcan al dolor que menos quiero,
Gracias, Señor, por poder vivir contigo esta historia de amor.”
Comentarios
Publicar un comentario