¡El todo por el Todo!
y se las has revelado a los pequeños".
(Mt 11,25-30).
Agradecer al Padre con Jesús, que se revele a los pequeños y no a los sabios y entendidos. Que nos invite a ir a él con nuestros cansancios y agobios. Que nos proponga tomar su yugo para no caminar solos. Que él sea nuestro descanso
Hoy celebramos la fiesta de santa Teresa de Jesús, que cambió la historia de la Iglesia con su vida y con su obra. En medio de unos tiempos convulsos su luz brilla e ilumina por toda la eternidad. Abrió caminos para que todos aprendiésemos a orar. Su definición de oración es: “No es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” (Libro de la vida, 8). Teresa se sentía amada por Jesús, no solo como una noción teórica, sino abrazada a la realidad de toda su vida.
Orar es buscar en todo lo que Dios quiere de nosotros y estar dispuesto a vivirlo.
"Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón" Humilde es aquel que no le importa el reconocimiento sino hacer las cosas bien y que verdaderamente transformen, pensando en el otro que mejora con ellas, sin protagonismo. Ser manso es ser paciente, tranquilo, sin prisas, con fidelidad y perseverancia al proyecto. Un corazón sosegado y paciente, es un corazón manso. Un corazón sencillo y sin protagonismos, es un corazón humilde.
¡El todo por el Todo! Es el camino que nos enseña santa Teresa de Jesús. Camino, no con las fuerzas humanas, si no con la misericordia y gracia del Espíritu, que viene continuamente en nuestra ayuda.
Santa Teresa nos recuerda que hemos de pasar de las ideas y las intenciones al amor: «No está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho»
¿Acojo la fe como un regalo de Dios, como Santa Teresa?
Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda;
la paciencia
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta:
Sólo Dios basta.
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