A Jesús buscan apedrearlo, pero no hay argumentos. No hay nada que objetar a sus obras. La interpretación de sus palabras molesta e incómoda. La falta de fe juzga y condena. Su coherencia entre lo que dice y hace es extrema. Hay que detenerlo porque cuestiona.
A las palabras de Jesús los escribas y fariseos
contestan: ahora sí que sabemos que estás endemoniado. «No te apedreamos por una obra buena, sino por
una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios». Entonces,
el Señor les pide que si no creen en sus palabras al menos den crédito a sus
obras. Está claro que, quien no quiere creer, no creerá mi aunque resucite un
muerto. La cercanía que vino a traer Jesús respecto al Padre asombraba y
escandalizaba. Un Dios que permanece alejado, en el cielo, rodeado de
categorías abstractas no molesta. Pero un Dios encarnado en la historia, que
pide nuestra entrega, nuestro compromiso, y toda nuestra vida, es un cambio
demasiado radical. Mejor acabar con la posibilidad de vivir en "modo
divino", que reconocer los miedos y los apegos que nos dejan cómodos y
tranquilos.
«Aunque no me creáis a mí, creed a las obras» El mejor testimonio que damos es el de las obras que realizamos en la vida. No se trata de usar muchas palabras como los falsos vendedores, se trata de mostrar la justicia al hacer realidad el amor concreto y la acción correcta.
Jesús quiere cambiar las cosas, los que tienen el poder no quieren que así sea. Pero todo era verdad, Él es la Verdad. Jesús hace el bien, es enviado por el Padre, es testigo de lo que el Padre pide y quiere para todos los hombres y mujeres de este mundo.
La Verdad es Él, enviado por el Padre que nos ama, para que nuestra relación con Dios sea diferente y, por lo tanto, también sea nueva la relación. entre nosotros. Era verdad.
Hoy Viernes de Dolores: Acompáñanos, María, en nuestro
dolor para que podamos acompañar a nuestros hermanos que sufren, igual que tú
estuviste al pie de la Cruz...
Es lo que hizo María en el Magníficat. Proclamó tu grandeza porque enalteces a los humildes, a los hambrientos los colmas de bienes,
a los ricos los despides vacíos.
En este Viernes de Dolores, pongo en tus manos todos lo pobres, marginados, descartados, olvidados del mundo. Solo tú puedes ser para ellos liberación. Nosotros instrumentos en tus manos.
A LA VIRGEN DE LOS DOLORES
Virgen Dolorosa, a tus plantas, un año más
nuestra FE se hace racimo de oración y homenaje.
Venimos con la debilidad de nuestras vidas
para que les imprimas fortaleza en la adversidad
y las protejas con tus manos fundidas y bellas.
Nos aceramos a tu divino rostro
para que nos mires como sólo lo sabes hacer Tú
para que nos hables con palabras de FE
y nos ayudes con tu semblante humano y divino.
Son muchas las espinas y muchos los abrojos
que, ayer, hoy y mañana, salen a nuestro encuentro.
En el día, que no olvidemos que vendrá la noche
En la salud, prepáranos para la adversidad
En el trabajo, no olvidemos a los que no lo tienen
En la convivencia, tu manto todo lo atrape
En la esperanza, no caigamos en manos del derrotismo
Necesitamos sentir tu calor y tu regazo
para en medio de las dificultades y tropiezos
saber que estás al pie de nuestra cruz.
Llévanos, Virgen de los Dolores,
a la presencia del Padre
al encuentro de Jesús el Nazareno
a la escucha de la suave voz del Espíritu.
Y permítenos, Virgen Madre y Santa,
mirar en la dirección que tus ojos clavan su mirada:
¡AL CIELO!
J.Leoz
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