Comenzamos una nueva Pascua. Desde hoy hasta el domingo que viene seguimos los pasos de Jesús hasta su resurrección que Él quiere que sea la nuestra. Cerquita de Él, como discípulos, vamos a ver su firme decisión de que el amor renueve y restaure todo lo humano. Si el miedo nos hace esclavos, el amor del Padre nos hace hijos. Jesús es el hijo que pasa por todos los infiernos de la maldad y la fragilidad humana, y la convierte en vida plena. Son días de acoger la revelación de un hombre que pasa haciendo el bien. A lo que todos somos llamados.
Llega a Jerusalén y le aclaman con rey, le están esperando, palmas, ramas de olivo, cantos... Algo grande va a pasar en la ciudad. Mucha gente lo espera, creen en Él, quieren que transforme la realidad. Parece que va a ser maravilloso. Hasta los niños hebreos aclamaban a Jesús como rey, gritando: "hosanna, hijo de David".
“Hosanna”. Una expresión de júbilo, de alegría, de expresión de felicidad y gozo. Está con nosotros, presente, le aclamamos, le vitoreamos como rey... ¿Cuánto tiempo? Su estar es siempre, su presencia es constante, su fidelidad eterna... ¿Qué le diremos mañana?
Eres aclamado como Rey, hosanna, hosanna, bendito el que viene en el nombre del Señor, y ya te has despojado de ti mismo, de tu ser, para quedarte desnudo en manos de Dios. Para hacer su voluntad, para darte por amor, alejado de todo lo que no sea el ser del ser en el abandono más radical, el de la muerte. Comienza hoy tu pasión. Te contemplo, Señor, y te pido me unas cada día más a ti en el amor.
Todos lo aclaman como "el que viene en el nombre del Señor". ¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor!. Es la aclamación a un rey que no entra sobre un corcel, sino un pollino prestado. Que no luce grandes armas ni ejército, sino palmas y ramas de olivo agitadas por el pueblo. Un rey distinto.
Los mismos que sólo cinco días después gritarán de forma despiadada: "¡crucifícale, crucifícale!" Y prefieren a Barrabás por Jesús. Algo pasó las aclamaciones se transformaron en acusaciones y los cantos en llanto de los que creían en Él
Deja que fluya tu exclamación sincera. Mírale, y que tu corazón le reconozca y le proclame, por aquellos que no le conocen y no le aman: "Bendito el que viene en el Nombre del Señor".
¡Bendito el que viene
en nombre del Señor!
Es Domingo de Ramos.
Llega en la humildad
de un pollino.
Cabalga la Paz desarmada
sin guardias ni escoltas.
Benditos con él quienes
aman hasta el extremo,
se dan sin reservarse nada
y perdonan de corazón.
Fermin Negre
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