"La familia de la fe"
Hemos sido llamados por el bautismo a ser parte de la
familia de Jesús, y lo seremos mientras cada día nos esforcemos por
cumplir la voluntad de Dios.
La familia de Jesús no la determinan los lazos de sangre. Su madre y sus
hermanos son los que hacen la voluntad de Dios.
¡Nuestra nueva familia está formada por todos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!
Estas palabras de Jesús sí que es una buena noticia que viene a alegrar el corazón de sus discípulos y como no el corazón de María su madre, doblemente feliz y dichosa por ser a la vez la madre de Dios y la primera de sus discípulos en cumplir su voluntad.
De la escucha de la Palabra nace una nueva familia. Esa familia debe ser un hogar para los pobres y los abandonados, los descartados y los excluidos. De la escucha del Evangelio nace una fraternidad universal.
Jesús inaugura un nuevo concepto de familia: "la familia de la fe". La que no comparte lazos de carne y sangre, pero sí lo esencial de la vida humana: la vocación divina. La familia es el bendito regalo que nos enseña a amar, y la familia de Dios es la máxima expresión de la universalidad, la gratuidad y la fidelidad del amor que Dios nos tiene.
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