Alguien que alivie sufrimientos
El evangelio nos muestra por un lado la entrañable actitud del maestro pero,
por otro lado, la cerrazón de quienes, por no reconocer el buen hacer del
Señor, hasta lo acusan de endemoniado"
Jesús se acerca a quien tiene una necesidad, se para, lo mira, lo cura, cambia
su vida para siempre. No pasa de largo, se para y lo salva. Jesús tiene
compasión de todos los que están 'extenuados', cansados, sin rumbo… ‘como
ovejas sin pastor'.
"Jesús
recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas".
Esta Palabra se cumple hoy. Jesús sigue haciéndose presente en cada lugar a
través de nuestras vidas. Cada bautizado puede "velar", o
"revelar" con sus palabras y acciones el amor de Cristo. Por eso debe
crecer en nosotros la conciencia de nuestra verdadera identidad. Somos cartas
vivas, escritas por el Espíritu, para ser leídas por todos.
El Señor nos invita a orar sin descanso para que no falten hombres y mujeres
decididos a trabajar para que se conozca el mensaje del Evangelio en el mundo
Pidamos que no falten en la Iglesia quienes se entreguen a la tarea del
Evangelio.
La pasión por Dios y de Dios por los demás, no tiene excusas en las
dificultades, sino motivos para su expansión.
Si nadie acaricia los ojos del paria,
¿cómo dejará de serlo?
Si nadie cura las heridas del hombre quebrado,
¿en qué soledad sanarán?
Si nadie derriba los cimientos de una ley implacable,
¿hasta cuándo seguirá cerrando puertas y poniendo cadenas?
Si nadie profetiza contra los perversos,
¿cuándo cambiará algo?
Si nadie se deja guiar por la sed,
¿quién hallará la fuente de agua viva?
Si nadie se entrega a tumba abierta,
¿cómo saber que es posible el Amor?
Hace falta Alguien, alguien como tú, o tú de nuevo, en espíritu y verdad.
Alguien que acaricie los abandonos;
que alivie sufrimientos;
que taladre certidumbres y denuncie inconsistencias.
Alguien que nos ponga en camino hacia un manantial
en el que nuestro deseo de Vida quedará colmado.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
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