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Como Tomás

 


“¡Señor mío y Dios mío!”  
(Jn 20,24-29).  

 

Sea cual sea la situación que estés atravesando, vívela desde la fe para llenarla de sentido. Busca dentro de ti el corazón de carne, la entraña de la misericordia. Mantén la fidelidad en tu apuesta por el bien, por amar, por hacer posible el Reino. En los gozos y en las sombras.

Creer no es fácil en los tiempos que corren. Ser testigo de Jesús en esta sociedad es difícil. Pero creer es precioso y grande; es lo mejor que nos puede pasar; creer está lleno de gozo. Hemos de recuperar el sentimiento de júbilo de alegría profunda en nuestra vida de creyentes.

La comunidad que se renueva y que crece y vive en la experiencia del amor mutuo será la invitación a creer para las personas de hoy, para los nuevos 'Tomás' que necesitan creer

La permanencia en la comunidad facilita el encuentro, sentarnos a la mesa con los hermanos actualiza nuestra respuesta, dejando el corazón abierto a Él nos hace reconocerle como Señor de nuestras vidas.

«Hemos visto al Señor». Lo que define al apóstol es la experiencia de haber sido llamado por Jesús, saberse discípulo suyo, alumno, aprendiz, tener experiencia de su amor que salva y redime. Y ser enviado para anunciar "lo que hemos visto y oído, lo que palparon nuestras manos acerca de la Palabra de vida, eso os anunciamos. Tomás fue apóstol. ¿Y tú?


Hoy celebramos la fiesta de Santo Tomás Apóstol. El Evangelio de hoy recoge el encuentro de Jesús resucitado con Tomás, quien con su incredulidad nos ayuda a consolidar nuestra adhesión a Jesús, con una profesión de fe muy clara: "¡Señor mío y Dios mío!".
Y termina este Evangelio con una bienaventuranza dicha por Jesús que nos concierne a todos: "Dichosos los que creen sin haber visto".
Ver para creer fue la exigencia del apóstol Tomás. Ver, tocar y palpar fue el itinerario que recorrió para reconocer la plena identidad entre el Señor resucitado y Jesús de Nazaret. Creer sin ver, sin tocar, sin palpar, es la situación en la que nosotros nos encontramos, nuestra bienaventuranza.



 

Como Tomás…
también dudo y pido pruebas.
También creo en lo que veo.
Quiero gestos. Tengo miedo.
Solicito garantías.
Pongo mucha cabeza y poco corazón.
Pregunto, aunque el corazón me dice: “Él vive”
No me lanzo al camino sin saber a dónde va.

Quítame el miedo y el cálculo.
Quítame la zozobra y la lógica.
Quítame el gesto y la exigencia.
Dame tu espíritu, y que al descubrirte,
en el rostro y el hermano,
susurre, ya convertido:
“Señor mío y Dios mío”.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj



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