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Silencio

                        SÁBADO SANTO DE LA SEPULTURA DEL SEÑOR:



"Un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio porque el Rey duerme".
Día de la sepultura y silencio de Dios. Cristo descendió a la profundidad inalcanzable e insuperable de nuestra condición de soledad. El infierno, sin embargo, ha sido vencido desde el momento en que el amor también entró en la región de la muerte.
Miremos al dolor y al sufrimiento que nos rodea desde la esperanza, el silencio, la compasión. Con Jesús muerto y enterrado acompañamos las esperanzas muertas y enterradas de los que viven luchando por sobrevivir en un mundo adverso. Aguardemos la Noche Santa abiertos al Misterio
Silencio… calma… espera… Esperanzados porque pronto triunfará la VIDA y todos seremos salvados.
Silencia. Medita. Ora. Vela. Contempla.
Es el día de la ausencia, el dolor, el reposo, la esperanza. La tierra enmudece. El mismo Cristo está callado. Pero este silencio es plenitud de la Palabra. La vida nueva se está gestando en las entrañas de la tierra.
Espera. Confía.
María guarda silencio en su dolor. Siente en el fondo de su corazón que el amor no puede acabar así. Por eso, espera que su noche se vuelva amanecer.
María, aún en su Soledad, supo esperar contra toda esperanza.
Con María esperamos que la noche del dolor se vuelva amanecer. La historia no puede acabar así. Llenos de esperanza e inmersos en el Sábado Santo, confiamos que la fuerza del Amor tendrá la última palabra...

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SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

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