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De los pequeños




“De los que son como los niños 
es el Reino de Dios” (Mc 10,13-16) 

Jesús nos pide que aceptemos el anuncio del Reino de Dios por Él predicado con la ingenuidad de un niño.
Un Reino que ya empieza en este mundo y que estamos llamados a construir entre todos

Recemos para ser como los niños, dignos del Reino de Dios



COMO UN NIÑO
Pequeño y vulnerable.
Como un niño.
Confiado como nadie.
Como un niño.
Dependiente y sin fuerza.
Como un niño.
Abierto a la sorpresa.
Como un niño.
Abierto a tus brazos.
Como un niño.
Con los ojos cerrados.
Como un niño.
Yo quiero ser como un niño.

Sin humildad no hay vida cristiana...
La humildad es la puerta de entrada al Evangelio, la tierra buena, donde se hace carne la Palabra, el camino que conduce al Reino de los cielos.
 



Señor, delante de ti yo quiero ser sólo un pobre,
quiero despojarme, Señor, de mis pretensiones y vanidades;
también, Señor, quiero traspasar mi propia culpa
y entrar a tu casa desnudo,
meterme en tu corazón como un niño.
Quiero mirarte a los ojos suplicándote
confiadamente.

Quiero, Señor, y deseo apoyarme sólo en tu amor,
descansar en tu amor
y llenarme de la alegría de haber hallado tu amor.
Tu amor es la casa que me tienes preparada;
he sentido tu invitación
y entro en ella sin que me avergüence mi pecado;
sólo deseo habitar en tu casa todos los días de mi vida.

Tú nunca me vas a echar,
sólo me pides que crea en tu amor, 
que me atreva a vivir en tu amor,
Que nunca me falten la humildad y la confianza de los niños;
para que el orgullo y los desengaños nunca me separen de ti
y pueda amarte con todo el corazón
y compartir tu amor con los más pequeños. Amén.



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