¡Grande es su fidelidad!
“¿Quién es este?
¡Hasta el viento y el mar lo
obedecen!”
(Mc4, 35-41).
Muchos preguntan a Dios si no le importa que sus vidas se
hundan.
Y Dios parece callar.
Eterno dilema el silencio de Dios ante la brutalidad del
mal.
Otros creemos que Dios no calla.
Pero poco importa si no nos movemos contra el mal.
Me toca a mí y a ti actuar.
Así obra Dios.
Jesús se echa a dormir, para que se despierte nuestra fe
y se ponga en marcha la solidaridad entre generaciones y pueblos.
Acogemos este Evangelio entrando confiadamente en la
barca de Jesús.
Jesús lo tiene
claro.
En Él no hay duda ni miedo ni doblez.
Su confianza en
el Padre es total.
No hay nada que
le haga temblar; ni la misma muerte tiene poder sobre el Señor de la Vida.
“Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por
las graves dificultades que tienen que sufrir, pero poco a poco hay que
permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta pero
firme confianza, aun en medio de las peores angustias…
Que el amor del Señor no se ha acabado, no se ha agotado
su ternura.
¡Grande es su fidelidad!” (Papa Francisco).
Creo en ti, Señor, Jesús.
Me fío de ti.
Hágase en mí tu
palabra.
Amén.
Señor, tanto si me respondes como si no,
quiero seguir invocándote,
invocándote sin cesar,
bajo las bóvedas de la asidua oración.
quiero seguir invocándote,
invocándote sin cesar,
bajo las bóvedas de la asidua oración.
Tanto si vienes como si no
vienes,
quiero seguir confiando en Ti:
sabiendo que entras en mi interior
a poco que abra el corazón a ti y al hermano.
quiero seguir confiando en Ti:
sabiendo que entras en mi interior
a poco que abra el corazón a ti y al hermano.
Tanto si me hablas
como si no,
no permitas que me canse de invocarte.
Aunque no me des la respuesta que espero,
que no dude de que, de un modo u otro,
discretamente, te dirigirás a mí..
no permitas que me canse de invocarte.
Aunque no me des la respuesta que espero,
que no dude de que, de un modo u otro,
discretamente, te dirigirás a mí..
En la oscuridad
de mis oraciones más profundas,
sé que estás cerca, aunque no te sienta.
de mis oraciones más profundas,
sé que estás cerca, aunque no te sienta.
En medio de la danza de la
vida,
de la enfermedad y de la muerte,
ayúdame a invocarte sin descanso,
sin caer en la desconfianza
por tu aparente silencio,
Dame una fe recia para esperar
tu palabra, tu presencia, tu paz.
de la enfermedad y de la muerte,
ayúdame a invocarte sin descanso,
sin caer en la desconfianza
por tu aparente silencio,
Dame una fe recia para esperar
tu palabra, tu presencia, tu paz.
Adaptación de un texto de PARAMAHANSA YOGANANDA
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