“24 horas de Jesús”
"Al anochecer, cuando se puso el sol,
le llevaron
todos los enfermos y endemoniados.
La población entera se agolpaba a la puerta.
Curó a muchos enfermos de diversos males
y expulsó muchos demonios."
(Mc
1, 29-39)
Jesús sale a todo lugar donde haya hombres y mujeres,
donde haya rodillas que levantar, corazones en los que dibujar el gozo de
saberse amados.
Jesús va al encuentro de todos los que viven en las
periferias, estén donde estén, para que puedan experimentar el amor
misericordioso del Padre.
Jesús está marcando el camino de la acción primera y
prioritaria de la Iglesia.
La estética nunca puede reemplazar a la ética en el alma
cristiana.
Para los discípulos de Jesús el cuidado de los pobres y
la justicia están por encima de otros criterios de belleza. Las cosas no son
importantes.
Siempre priman las personas.
La belleza son los pobres.
Si te decides a seguir a Jesús, tendrás que aprender a
dejar la indiferencia y a abrazar a todos en tu corazón.
Encuéntrate cara a cara con el Dios de Jesús, rico en
misericordia y bondad.
Te doy gracias de todo corazón,
Señor, Dios mío,
te diré siempre que tú eres amigo fiel.
Me has salvado del abismo profundo,
y he experimentado tu misericordia.
Me has librado de los lazos de la tentación,
y he experimentado tu misericordia.
Me has hecho revivir, volver al camino,
y he experimentado tu misericordia.
Has curado la fiebre que me impide servir a los hermanos.
Has abierto mis ojos y mis oídos para ver y escuchar a quién me necesita.
Sigue protegiendo mi vida. Sálvame. Confío en ti.
Señor, yo me alegro, porque eres un Dios compasivo.
Me alegro porque eres piadoso y paciente.
Me alegro porque eres misericordioso y fiel.
Señor, mírame. Ten compasión de mí. Dame fuerza.
Protege mi vida. Sálvame. Confío en ti.
Tú, Señor, siempre estás pronto a ayudarme
y a animar mi corazón cuando decae.
Tú, Señor, toma mi corazón de barro
y moldéalo según la grandeza de tu misericordia.
Protege mi vida. Sálvame. Confío en ti.
Jesús no quiere «clubs de fans».
Quiere gente comprometida.
- Señor, que mi voluntad sea la tuya y tus sentimientos los míos.
Voy contigo, Jesús,
al silencio y a la
misión.
Voy contigo, Jesús,
a anunciar a todos
los que encuentre por los caminos,
el evangelio de la
salvación.
Señor Jesús, aquí
me tienes.
Centra mi vida
en el Dios del Reino y en el Reino de Dios
para que, como Tú,
viva unificado,
acogiendo lo recibido y entregándolo a manos llenas.
Centra mi vida
en el Dios del Reino y en el Reino de Dios
para que, como Tú,
viva unificado,
acogiendo lo recibido y entregándolo a manos llenas.
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