“No nos dejes caer en la tentación”
“No solo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que
sale de la boca de Dios”.
(Mt 4,1-11)
En la vida vas a tener muchas tentaciones que te alejan del camino.
¡Sé fuerte!
¡Confía en la ayuda del Padre!
Hoy al rezar el
Padre Nuestro podemos pararnos en la frase:
“No nos dejes caer en la tentación”
Señor, también tú sentiste la tentación de abandonar el camino del amor, el servicio y la entrega; para escoger otros caminos más fáciles, aparentemente más eficaces para ayudar a las personas y transformar el mundo.
También nosotros somos tentados.
Somos tentados cuando sentimos que hemos de preocuparnos más de nosotros mismos y menos de los demás, de los pobres; cuando no entienden que “perdamos el tiempo” comprometiéndonos en causas que no nos reportan ganancia económica alguna.
Somos tentados cuando nos invitan a vengarnos y no a perdonar.
Somos tentados cuando nos animan más a consumir que a ser austeros.
Somos tentados cuando sentimos el deseo de alejarnos de Dios y poner nuestra confianza en el dinero, en lo que se puede ver y palpar.
Somos tentados cuando quieren o queremos convencernos de que las personas necesitan más pan y menos evangelio; más compromiso social y menos evangelización.
Somos tentados cuando queremos ganar el corazón de las personas con regalos y no con amor,
cuando decimos y hacemos lo que esperan de nosotros, aunque no sea lo más conveniente.
Gracias, Jesús, por descubrirnos que sólo el amor puede transformar el corazón de las personas; sólo el amor puede cambiar radicalmente nuestro mundo.
Gracias por ofrecernos la luz y fuerza de tu Espíritu, para descubrir y superar las tentaciones y ser fieles en nuestra misión.
Señor, también tú sentiste la tentación de abandonar el camino del amor, el servicio y la entrega; para escoger otros caminos más fáciles, aparentemente más eficaces para ayudar a las personas y transformar el mundo.
También nosotros somos tentados.
Somos tentados cuando sentimos que hemos de preocuparnos más de nosotros mismos y menos de los demás, de los pobres; cuando no entienden que “perdamos el tiempo” comprometiéndonos en causas que no nos reportan ganancia económica alguna.
Somos tentados cuando nos invitan a vengarnos y no a perdonar.
Somos tentados cuando nos animan más a consumir que a ser austeros.
Somos tentados cuando sentimos el deseo de alejarnos de Dios y poner nuestra confianza en el dinero, en lo que se puede ver y palpar.
Somos tentados cuando quieren o queremos convencernos de que las personas necesitan más pan y menos evangelio; más compromiso social y menos evangelización.
Somos tentados cuando queremos ganar el corazón de las personas con regalos y no con amor,
cuando decimos y hacemos lo que esperan de nosotros, aunque no sea lo más conveniente.
Gracias, Jesús, por descubrirnos que sólo el amor puede transformar el corazón de las personas; sólo el amor puede cambiar radicalmente nuestro mundo.
Gracias por ofrecernos la luz y fuerza de tu Espíritu, para descubrir y superar las tentaciones y ser fieles en nuestra misión.
Haznos humildes para
pedir y recibir cada día tu ayuda.
Comentarios
Publicar un comentario