"En el atardecer de nuestras vidas seremos juzgados en el amor".
“Señor, ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos,
o
desnudo y te vestimos?”
(Mt 25,38)
Juicio final: Ser juzgado por Dios en el amor
Hay bastante diferencia entre un consejo y un mandato.
Ver a
Jesús en el prójimo es bonito y da para muchas páginas.
Ponerlo en práctica muchas veces es duro.
Ponerlo en práctica muchas veces es duro.
Podemos triunfar en la vida e incluso ser buenos
consejeros espirituales, pero si nos falla el amor con los más cercanos y con
cuantos el Señor pone a nuestro lado, de poco sirve todo lo demás.
El Señor nos llama a ser muy delicados con los más débiles.
El Señor nos llama a ser muy delicados con los más débiles.
El dolor, el sufrimiento, la necesidad, tienen un rostro
concreto. ¿Qué haces tú por ayudar a tus hermanos?
Jesús se identifica con los que están en los márgenes, con
los que son expulsados en las fronteras.
Estar con los últimos es estar con
Jesús.
Servir a los pobres es amar a Jesús.
No te acostumbres a esta palabra de
Jesús, es mejor que te siga impactando.
Mira a la Iglesia sin fronteras, Madre
de todos.
Deja que te toquen los últimos y la casa se te llene de vida.
Señor Jesús, acogemos tu palabra.
Gracias por decirnos
que nuestra identidad no se entiende si no cultivamos el sentido de pertenencia
a los forasteros, hambrientos.
Todos somos hermanos.
Todos somos hermanos.
Como lo dijo San Juan de la Cruz: "en el atardecer
de nuestras vidas seremos juzgados en el amor".
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