El amor es la medida de la fe
“Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón”
(Mc
12,30)
Para el cristiano lo fundamental es el amor.
Ni el mucho
saber, ni una vida de sacrificio y cumplimiento del deber no son nada, si no
van sazonados de amor.
Vivir de este modo únicamente es posible si Dios tiene
precedencia en nuestro caminar, incluso cuando parece que lo tenemos presente.
El amor a Dios se traduce en amor a todas sus criaturas, de lo contrario es
puro voluntarismo.
No se puede amar a Dios sin amar al
prójimo
- Señor, tú eres mi Dios. Escucho tu voz.
Vale, crees en Dios, pero ¿realmente lo amas por encima de
todo: del dinero, del bienestar, de la comodidad?
Si uno quiere saber si ha
recibido el Espíritu, que pregunte a su corazón si en él arde el amor a Dios y
a los hermanos.
Jesús nos ha dado su Espíritu, que permite a amar a Dios y al
prójimo como él, con el corazón libre y generoso.
“El amor es la medida de la fe, y la fe es el alma del
amor.
Tú ¿cuánto amas?
Cada uno se responda:
¿Cómo es tu fe?
Mi fe es como yo
amo.
Y la fe es el alma del amor” (Papa Francisco).
Nuestra oración, hoy, es amar, amar sencilla y
gratuitamente.
Señor: que ame tanto que no necesite leyes.
Señor: que mi amor sea tan auténtico que haga inútiles todas las leyes.
Señor: que no gobierne con leyes sino sembrando amor en los corazones.
Señor: que mi amor sea tan auténtico que haga inútiles todas las leyes.
Señor: que no gobierne con leyes sino sembrando amor en los corazones.
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