Ir al contenido principal

El gran regalo de Dios





“Cuando todavía estaba lejos, 
su padre lo vio y se conmovió; 
y echando a correr se le echó al cuello, 
y se puso a besarlo” 
(Lc 15,20)   


Por mucho daño que cause un hijo, un padre siempre está dispuesto a perdonar.
¡Ese es el gran regalo de Dios!
¡Cómo es el Padre!
No pierde de vista al que se aleja, ve de lejos al que se acerca.
Se conmueve.
Echa a correr.
Se funde en un abrazo de alegría con quien vuelve.
Hace fiesta.
Recuerda que has nacido de un abrazo entrañable de ternura.
Al verte, a Dios le da un vuelco el corazón. 

“Sea bendito por siempre, que tanto me esperó” (Sta Teresa).  

¡Qué alegría escuchar de tus labios, cuando volvemos a Ti:
‘Todo lo mío es tuyo y para ti´ 

Dios está dispuesto a perdonarte si estás arrepentido
  
- Señor, que descubra tu amor de Padre y ame como tú nos amas.

Muchas veces me he sentido como el hermano mayor.
Ser el mayor es educarte para dar ejemplo cuando sigues siendo un niño.
El hermano mayor crece sin mirar dentro de sí.
Necesita agradar y se ajusta a lo que se le exige, pero no se siente amado y, más de un día, ha envidiado a su hermano pequeño que toda la vida ha ido a su aire.
 Al hermano mayor le pasa lo que a los fariseos de la parábola de la viña.
Se ha endurecido.

Hoy vuelvo a Ti, Padre mío.
Necesito que tus brazos me estrechen.
Necesito que tus brazos estrechen mi cuello.
Necesito que tus besos calienten mis mejillas.
Necesito que tu corazón me devuelva la alegría.
Necesito sentir que me vuelves a llamar hijo.
Necesito sentir el calor de tu pecho.
Necesito sentir el silencio del no reproche.
Necesito sentir que me invitas a tu mesa.
Necesito sentir la alegría de la fiesta que organizas.
Necesito sentir que me abres la puerta de par en par.
Necesito sentir que me defiendes contra el desamor de mi hermano.
Necesito sentir que hoy me dices:
“Entra. Esta es tu casa”.
“Ponte cómodo y hagamos fiesta”.
Pero Padre, no me siento bien mientras esa silla esté vacía.
Quiero ver a mi hermano sentado a mi lado.
Quiero ver que la familia que yo he roto vuelve a construirse.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Señor, enséñame a orar"

“Cuando oréis decid: “Padre”  (Lc 11,2).    Los discípulos fascinados por las palabras y gestos de Jesús se preguntan: ¿De dónde le nace tanta vida al Maestro? Por eso le piden que les muestre el manantial que lleva en el interior, que les enseñe a orar, que les revele “eso” que le lleva a entregar la vida, gratuitamente, por los caminos.   Acoge en silencio profundo la palabra más bella, más entrañable y más nueva que Jesús lleva en su corazón: ¡Abba!   ¿Cuántas veces has dejado de orar? Por dejadez, desánimo...hay mil causas. El Padre es bueno, te espera paciente y sabe que en el fondo de tu corazón anhelas estar cerca de Él. Dile confiado: "Señor, enséñame a orar" En este mundo a veces tan chato y funesto donde pareces no estar, Señor, enséñanos a orar.  Sí, enséñanos a orar, a tener claro y a recordar que somos tuyos y no nuestros. Orar es conectar con la raíz del ser; es entrar en la onda del Padre, sin...

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015