La verdadera fortuna
“Su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación” . (Lc 1,46-56). Se acerca el día más grande para la cristiandad, y sólo podemos mirarnos, dar gracias a Dios por lo que ha hecho en nosotros y a veces no valoramos, y las que sí lo hacemos vemos lo mucho que desde nuestra pequeñez podemos hacer. María entona un canto que rebosa alegría. Es el gozo de saberse elegida por Dios. Descubrir que la mirada de Dios va más allá de las apariencias, de los tronos y poderes, y llega al corazón de los humildes y los hambrientos. María canta la misericordia de Dios. La humilde nazarena canta, llena de alegría, la grandeza del Señor. Efectivamente, el Señor es grande y poderoso y, sin embargo, se fija en los pequeños, en los que no cuentan. Reconoce que el Todopoderoso ha hecho obras grandes en ella: su modo de actuar la hace feliz. El Poderoso ha hecho obras grandes en María. Un Dios misericordioso con su pueblo 'de generación a generación'....