"Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna." (Mt. 19,17-29). Seguir a Jesús exige desprendimiento, pero conduce a la vida plena y eterna que Él promete. Hoy, frente a la cultura del tener, Jesús nos invita a la lógica del Reino: servicio, gratuidad y confianza en la generosidad de Dios, donde la alegría comienza ya al vivir para Él. Pedro le plantea a Jesús qué les va a tocar por dejarlo todo. Jesús le contesta en clave de seguimiento. Dejar casa, familia o tierras es condición del discipulado. Es necesario desprenderse de posesiones, afectos y proyectos para vivir la misión. «¿Qué nos va a tocar?» En un mundo donde repartimos las herencias cuando todo se concluye, y así destrozar las cosas que estaban bien hechas. Aquí no se trata de repartir y cada uno reciba una parte, sino que es un todo: la entrega y el don de saber qu...