"Sí" o "No"
El Adviento es un tiempo de conversión: dejar excusas y contradicciones para responder con hechos de amor. El Señor siempre acoge a quienes vuelven a Él con un corazón sincero, y cada día nos ofrece la oportunidad de cambiar.
Dos actitudes ante la voluntad de Dios. Una, la de quien no la ve, pero termina discerniéndola, y realizándola. Otra, la que se deja llevar de la impulsividad y pierde la perseverancia. Dos estilos de vivir. Uno, en el reconocimiento de la verdad. Otra, dando buena imagen.
La parábola de los dos hijos nos invita a vivir con coherencia, a ser fieles a nuestras palabras y a abrir nuestros corazones a la gracia de Dios. Nos llama a ser testigos del amor de Dios en nuestra vida, a amparar a todos con amor y misericordia.
Dios no se queda en las palabras, mira las obras. Podemos equivocarnos y rectificar, porque lo que abre el Reino es un corazón que se convierte y camina. Es tiempo de decisiones que se hacen vida.
El amor no es solo una emoción o un sentimiento, es una decisión. No es decir palabras bonitas ni adornar con halagos una conversación. Es ir a la viña si tú padre te lo pide. Es dar la vida por aquel a quien amas. Todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasa jamás. Y esa capacidad de amar no nace de nosotros. No somos la fuente del amor. Amamos porque Dios nos ha amado primero. Todo el que ama ha nacido de Dios.
Hemos de pedir para que el Señor nos ayude a obedecer su voluntad y nuestra vida refleje verdadera conversión y compromiso. Que el Padre perdone nuestros errores y nos guíe en el camino de la justicia y la verdad.
¿Respondo con diligencia al Señor, o soy de los que pongo excusas para no ir? ¿Qué excusas pones para la oración, la misa, ayudar a los hermanos...? No olvides que eres las manos y pies de Jesús.
Muchos se sienten seguros por el hecho de ser cristianos de toda la vida. Pero Jesús, que viene a salvarnos, nos advierte que los últimos, los que son despreciados por corruptos e infames, esos irán por delante al Reino de Dios, porque de él esperaron la salvación y el perdón.




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