Que nos sorprenda
"La sabiduría se ha acreditado por sus obras."
(Mt 11,16-19).
Dios se acerca a nosotros, pero a veces, nos cerramos con prejuicios y dureza de corazón. El Adviento nos invita a reconocer los signos de la visita del Señor a no dejarnos llevar por la indiferencia o el ruido del mundo y a traducir la fe en obras concretas.
La comodidad es un espejismo. La vida comienza cuando nos movemos. Dejemos que el Señor nos sorprenda por caminos nuevos que solo descubren quienes se levantan.
«¿A quién compararé esta generación?» Si nos dedicamos a poner trabas a todo lo que suponga motivo de alegría, nunca llegaremos a descubrir el mensaje de gozo que nos da el Señor, y lo que es peor no dejaremos a nadie entrar en la barca si no lleva cara larga y no vive la vida.
"Y no habéis bailado" A veces estás tan centrado en lo que te falta que no te das cuenta de lo que tienes. Tan centrado en compararte que no valoras quién eres. Tan centrado en lo que puede pasar que no vives lo que sucede delante tuya.Ante los hechos decisivos lo peor que puede pasar es que se produzcan y nos pillen inadvertidos. De esto se lamenta Jesús cuando predica la Buena Noticia y apenas es escuchado: es decir, que tocan la flauta y no bailan; cantan lamentaciones y no lloran; la sabiduría triunfa.
La realidad está llena de señales de la presencia de Dios. Vive al lado y en el corazón de los hombres y mujeres de este mundo. Tenemos que mirar la realidad con sus ojos, ser contemplativos, y no con los nuestros muchas veces cargados de prejuicios.
Comprender la realidad es ser contemplativos. Muchas veces 'lo malo' se lo pasamos como reproche, y en 'lo bueno' nos olvidamos de Él y nos lo apuntamos nosotros.
"La sabiduría se ha acreditado por sus
obras." Ser sabio no es solo acumular información y datos en la
memoria. Ser sabio es saborear la vida, es recibirla con asombro, como un
regalo. Es descubrir detrás de lo evidente, la carga de amor y de cuidado que
esconde toda la realidad. En medio de lo que ocurre se intuyen los pasos y la
presencia de un Dios que no firma su obra. La providencia y la casualidad es el
seudónimo de Dios cuando no quiere firmar. El sabio descubre en sus obras el
amor continuado que mueve el universo.
No permitas que la ceguera espiritual
Que siempre responda a tu llamada con fe y obediencia.
Que cuando toques la flauta baile en tu presencia.
Hoy.
Y siempre.
Amén.



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