"El Hijo de Dios vivo "
(Mt 16,16-19)
Celebremos a Pedro y a Pablo, dos hombres llenos de límites, pero que siguieron a Jesús hasta el final y participaron de su plenitud.Jesús fue el centro de sus vidas y ambos llegaron a dar la vida por él. Como cristianos del Siglo XXI necesitamos revivir la experiencia de Pedro y Pablo. Como ellos, a los de lejos y a los de cerca, anunciemos que Jesús es nuestro Dios y vive en nosotros.
Pedro y Pablo. Los dos respondieron a la pregunta: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pablo y Pedro respondieron con radicalidad pero su proyecto de vida fue muy diferente. Pedro respondió rápido, dejo las redes y su vida fue un sí a ratos y al mismo tiempo una negación en otro momento. Pablo tuvo el encuentro de una manera inesperada, comenzó como enemigo terminó con una entrega total de la vida a la misión. En la Iglesia no hay un único itinerario para seguir a Jesús, para ser discípulos, para vivir su propuesta, caben muchos, el de Pedro, el de Pablo... Todos, todos, todos tenemos sitio en ella, lo importante es saber que compartimos a Jesús, el Señor de nuestra vida, el Hijo de Dios.
"El Hijo de Dios vivo " Es la respuesta de Pedro a la pregunta del Señor: "¿Quién decís que soy yo?" Sabemos quien es Dios porque se ha revelado en Jesucristo.Pedro descubrirá que su respuesta no quedará en palabras, exige la misma vida. El auténtico lenguaje entre las personas es el de los actos que vivimos. En ellos expresamos quienes son para nosotros.
«¿Quién dice la gente que soy yo?»
Eres espacio seguro
donde me sé en casa.
Eres mi tierra,
mi descanso, mi paga,
el abrazo que me envuelve,
la caricia que me sana.
Eres palabra
que ofrece un camino
y eres silencio que calma.
Eres fuerza sin violencia,
fiesta sin ausentes,
bienaventuranza.
Eres, en mi luto, danza
en la paz, refugio,
en la noche, llama
Eres en mi nada, todo.
Tú eres mi única batalla.
jmolaizola sj
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