En este mundo líquido, nos preguntamos qué pueda ser suficientemente firme y seguro. El evangelio de Jesús invita a edificar la casa sobre roca y confiar en Dios dejando a un lado tantas arenas movedizas y espejismos de seguridad en los que a veces ponemos el corazón Escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica. Quien no vive según su voluntad, construye su casa sobre arena; en la tempestad, la casa entera se derrumba.
Casa sobre roca o casa sobre arena. La lluvia, los ríos, los vientos soplan sobre una y otra. Una resiste por su cimiento. Otra se derrumba. La roca son las Palabras de Jesús que siembran prudencia y sabiduría. Lo demás será solo arena, incertidumbre y desgracia.
"Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió”. No se trata de conocer, no se trata de profesar una fe, no se trata de dar lecciones... se trata de un proyecto de vida, de hacer realidad, de mostrar con lo que vivimos y somos, con lo que hacemos y proponemos aquello que la Palabra de Dios nos sugiere, nos invita a vivir. Vivir el Evangelio en medio del mundo es proponer y vivir de una manera nueva las relaciones con el prójimo.
Con María, dejo que tu Palabra ocupe mi corazón.
Con María, dialogo con tu Palabra.
Con María, aprendo a estar en la Palabra.
Con María, ofrezco gratuitamente tu Palabra.
Bienaventurado el que escucha la Palabra de Cristo y la pone en práctica, construirá su vida sobre base sólida.
Bienaventurado el que haya tomado el camino de la vida sin otro equipaje que su confianza y esperanza en Dios, será fuerte, le irá bien, saldrá victorioso de las pruebas y vivirá feliz.
«Les enseñaba con autoridad y no como sus escribas» Cuando sentimos a Dios y lo hacemos vida, la autoridad nace de la sabiduría. Nuestra enseñanza se muestra en el testimonio dado con la vida y no sólo desde el querer que los demás cumplan cosas pero no las sientan como suyas.
y a no dejarme llevar por la duda y la desconfianza.
Que mis acciones reflejen siempre tu voluntad.
Haz que mi vida esté firmemente cimentada
en tus palabras y enseñanzas
para que pueda resistir las pruebas y dificultades.
Se tú la roca de mi refugio, baluarte donde me salve.
Se tú, señor, la piedra angular de mi casa.
Se tú el núcleo de mi hogar interno, centrado en ti.
Se tú, Señor, el núcleo de nuestra parroquia.
Se tú, Señor, el único motor de nuestras vidas.
Sé tú Señor, el que sostiene mi vida.
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