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Mar adentro

 


"...y, dejándolo todo, lo siguieron". 
(Lc 5,1-11)

 

«El Señor sube a la barca de nuestra vida para llenar nuestros vacíos y servirse de nuestra pobreza para proclamar su riqueza»

¡Cómo cambian las cosas cuando Él guía la barca! Tenemos que dejarle sitio en la travesía de nuestra vida, tiene que ser Él quien esté al timón de la barca, del proyecto, de lo que somos. Al final el cambio es total, ya no pueden vivir sin Él, 'le siguieron'.

Jesús le dice a Simón que reme mar adentro. Deje sus seguridades, certezas, y se lance a descubrir lo Infinito. Simón responde desde su saber, su experiencia de pescador, pero por la palabra de Jesús lanza sus redes. La fe más allá de la razón desborda “las redes”

 


Es verdad: no es fácil ser testigos de Cristo hoy. Necesitamos una fe muy grande. Y la fe es un don de Dios. ¡Pidámosle con humildad ese grandioso don!

"¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí? Contesté: Aquí estoy, mándame." (Is 6,1-2a.3-8) Hoy el Señor nos vuelve a hacer la misma pregunta. ¿A quién puedo enviar a dar alegría a tantas vidas tristes? ¿Esperanza a tanta situación desesperada? Y nuestra respuesta solo puede ser: decir sí. Frente a tanto lamento y tanta evasiva, lo que nuestro mundo necesita es el compromiso de hombres y mujeres que con humildad digamos sí.


 


 

Eres tú quien me llama

Me da vértigo oír tu llamada,
me veo tan indigno.
No doy la talla,
me agobia no llegar,
decepcionarte.
Me intento escabullir,
hacerme el sordo,
buscar excusas.
Y cuando más agobiado estoy,
cuando más duele no responder,
cuando peor me siento…
me doy cuenta de que ya estoy,
ya soy parte de los tuyos,
ya me has tomado tú.
No depende de mí
y tengo que volver a aprenderlo
Eres tú quien me llama
y quien me da fuerza para responder.
Solo tengo que soltar,
dejarme llevar por ti,
no dejarme de tu mano
y cada día lo olvido.
Por eso me pierdo,
por eso me siento solo
y solo tengo que parar,
mirarte,
o sentir el tacto de tu mano
en la mía.


(Javier Montes, sj)

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