Jesús es...

 

 

“Y vosotros, ¿quién decís que soy?” 
(Mc 8, 27.33)  

 

 Deja que Dios sea Dios, deja que sea Quien es. No lo encasilles, no lo etiquetes, no hagas un Dios a tu medida... Déjate sorprender por Él, deja que Dios sea Dios...

¿Quién es Jesús para ti? Tú eres mi Amigo. Tú eres mi Señor. Tú eres la Vida. Tú eres el Camino. Tú eres el Siempre Fiel. Tú eres Cristo. Tú eres el Hijo de Dios. Tú eres 'el Sol que nace de lo alto'. Tú eres la Buena Noticia... Hay que responder.

Preparar el corazón para comprender el mensaje de Dios

Jesús necesita que le entiendan, que le digan quién es. No es fácil, porque incluso los suyos, están en otra onda. Los discípulos quieren un Mesías que sólo viva el triunfo. El plan de Dios es otro, conduce por la pasión a la gloria. Cada ser humano nos pregunta: ¿quién dices que soy yo? ¿Soy para ti alguien diferente, un extraño, un hermano?

Jesús, enséñame a llamar a cada ser humano hermano.

«¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!» Nos convertimos en escándalo para Jesús cuando vivimos con criterios de comodidad, de ahorro de vida, de falta de implicación. El que quiere guardar la vida, la pierde. El que piensa y vive como Dios, "del todo", en abundancia, el que da todo lo que es y tiene, en cada cosa que hace, ese gana vida. Nadie se la quita, la da voluntariamente.

 

Pedro acertó en la respuesta, pero falló en su significado. Si Jesús era el Mesías, resultaba absurdo el camino que les presentaba. Llama la atención que después de la brillante respuesta, dice el evangelio que Jesús les instruía. Y podemos añadir: Nos instruye. Para seguir a Jesús, hemos de actuar como Él: pensar como Dios piensa, mirar como Él mira, amar como Él ama, acoger como Él acoge y entregarlo todo como Él lo ha entregado. Seguir a Jesús es embarcarse en un camino incierto, es estar atento para encontrarlo en las circunstancias concretas que nos toca vivir. El que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí la salvará”
- Señor, enséñame tu camino.

 Señor, me asustan las dificultades y el dolor. Me gustaría que fuera más sencillo seguir tus pasos. Necesito que me repitas una y otra vez: No temas, yo estoy contigo.

¿Quién es Jesús? Que nadie te responda a la pregunta que sólo en intimidad se responde. Date tiempo, date la vida para responder.


Esta reflexión de Madre Teresa de Calcuta nos puede ayudar a expresar lo que sentimos por Jesús:

Para mí, Jesús es 
El Verbo hecho carne. 
El Pan de la vida. 
La víctima sacrificada en la cruz por nuestros pecados. 
El Sacrificio ofrecido en la Santa Misa por los pecados del mundo y por los míos propios. 
La Palabra, para ser dicha. 
La Verdad, para ser proclamada. 
El Camino, para ser recorrido. 
La luz, para ser encendida. 
La Vida, para ser vivida. 
El Amor, para ser amado. 
La Alegría, para ser compartida. 
El sacrificio, para ser dado a otros. 
El Pan de Vida, para que sea mi sustento. 
El Hambriento, para ser alimentado. 
El Sediento, para ser saciado. 
El Desnudo, para ser vestido. 
El Desamparado, para ser recogido. 
El Enfermo, para ser curado. 
El Solitario, para ser amado. 
El Indeseado, para ser querido. 
El Leproso, para lavar sus heridas. 
El Mendigo, para darle una sonrisa. 
El Alcoholizado, para escucharlo. 
El Deficiente Mental, para protegerlo. 
El Pequeñín, para abrazarlo. 
El Ciego, para guiarlo. 
El Mudo, para hablar por él. 
El Tullido, para caminar con él. 
El Drogadicto, para ser comprendido en amistad. 
La Prostituta, para alejarla del peligro y ser su amiga. 
El Preso, para ser visitado. 
El Anciano, para ser atendido. 
Para mí, Jesús es mi Dios. 
Jesús es mi Esposo. 
Jesús es mi Vida. 
Jesús es mi único amor. 
Jesús es mi Todo.


 

 

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