El milagro del amor

 


“Lo que Dios ha unido, 
que no lo separe el hombre” 
(Mc 10, 1-12).

Así es el milagro del amor; no conduce al dominio sino a la comunión. Ninguna ley humana puede destruir esta igualdad de hombre y mujer querida por Dios. Da tu apoyo a las iniciativas que trabajan por la igualdad en dignidad de hombre y mujer, la reciprocidad de sus dones para un mundo mejor.

Señor, gracias por cada ser humano, terreno sagrado donde tú habitas. Gracias por darnos la oportunidad de caminar juntos como hermanos. Gracias por regalarnos la misma dignidad, por amarnos sin distinción de sexo, raza o religión.

Los fariseos eran tercos y querían poner a prueba a Jesús. Ni terquedad ni engaño conducen a la paz, será el diálogo y la verdad los que la generen. De esto falta mucho en el conflicto que sufren nuestros hermanos ucranianos

Dios lo ha unido todo desde la diversidad. Formamos un único cuerpo del que cada uno es un miembro. Desde la diversidad y la diferencia somos todos uno. Es lo que soñaba Jesús en Jn 17. Por eso duele tanto lo que rompe la unidad y genera división. La guerra de Ucrania, las microguerras que desde nuestro interior expresamos fuera.

"Lo que Dios ha unido...". Estas palabras nos asustan: el "para siempre". Nos asusta porque el compromiso con otra persona implica constancia, confianza, comunicación, perdón.. y mucho amor... Que nunca te acuestes sin decirle a la persona que amas lo importante que es para ti.


 

Levadura en medio de la masa, luz en medio de la oscuridad, foco donde todo el que esté perdido pueda encontrar el camino de la vida... La hermosa misión del matrimonio y la familia.

¡Qué el Espíritu Santo inflame de amor nuestros corazones y podamos llevar a muchos corazones la luz de las bienaventuranzas!
El mundo necesita hoy sembradores de paz y de alegría…Nos necesita a los cristianos, a ti y a mí, a todos para todos…
¿Qué nos pide Jesús en concreto hoy a los matrimonios para contribuir a la paz en el mundo?
Las familias tienen que ser reductos de paz , remansos de agua limpia, y refugios abiertos a los otros, aunque solo sea espiritualmente, a través de la comunión de los santos ,para derramar ternura con aquellos a los que físicamente no podemos acoger y abrazar.
¡Qué no nos cansemos de educar en la paz y para la paz a nuestros hijos!
¡Qué el discurso del odio no corrompa nuestros corazones que están hechos para corredimir en la Cruz y desde la Cruz abrazar a todos!
Se lo pido a María, Madre del Amor Hermoso.


 

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