La Verdad y la Luz del mundo
“Las obras que el Padre me ha concedido
llevar a cabo,
esas obras que hago dan testimonio de mí”
(Jn 5,36).
Por tercer día consecutivo el evangelio habla de Juan.
Ayer
Jesús lo presentaba como profeta; hoy, como testigo de la verdad y lámpara que
india la luz a su alrededor.
Su misión era despertar en las personas el interés
por conocer y adherirse a Aquel que es la Verdad y la Luz del mundo.
Es muy
importante la calidad personal del testigo.
Sabiendo que la libertad humana
condujo y conduce a rechazar al propio Jesús.
• Señor: toca el corazón de los que son indiferentes a la persona de Jesús y a los que dan testimonio de él.
• Señor: toca el corazón de los que son indiferentes a la persona de Jesús y a los que dan testimonio de él.
Jesús se pone de
rodillas para lavar los pies.
Eso da testimonio del Padre.
¿Soy consciente de
que, como misionero/a, siempre cuento con Jesús?
Porque Él camina conmigo,
habla conmigo, respira conmigo, trabaja conmigo.
“Unidos a Jesús,
buscamos lo que Él busca, amamos lo que Él ama” (EG 267).
Señor, tu vida fue una vida coherente, con todas las
consecuencias. Eras la Verdad. Viviste en la Verdad, y hablaste de la Verdad,
con todas las consecuencias.
Has confiado en nosotros, y nos has elegido para
hacerte presente en nuestro mundo, y hablarle desde la coherencia de nuestra
vida.
Un compromiso que hemos aceptado libremente, y que hemos intentado responderte.
Un compromiso que hemos aceptado libremente, y que hemos intentado responderte.
Lamentamos nuestros posibles fallos, y renovamos nuestra fidelidad.
El misterio
del adviento, es una llamada que nos exige respuesta.
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