¡Dejémos un lugar en nuestra existencia al Niño de Belén!
"Y
EL VERBO SE HIZO CARNE Y HABITÓ ENTRE NOSOTROS” (Jn. 1, 14).
Jesús se hace uno de nosotros en medio de una familia.
Nace
en una familia.
Comienza la salvación envuelta en pequeños gestos de ternura.
Cada familia es cuna donde Jesús nace hoy.
¡Cuántas caricias, escondidas en el
anonimato de la vida familiar, anuncian la gloria de Dios!
“Todos deberíamos ser capaces de decir, a partir de lo
vivido en nuestras familias:
«Hemos conocido el amor que Dios nos tiene» (1Jn
4,16)” (AL 290).
Bienvenido, Señor, esta es tu casa
Haz de nuestro mundo
un hogar de pan y de
paz
los hombres rompemos
en pedazos la gran casa del mundo
reconstrúyela con tu
nacimiento
Bienvenido, Señor, a la tierra
haz de nuestro
suelo,
caminos de amor y de
concordia
los hombres rompemos
la gran partitura
que Dios compuso en
el principio de la historia.
Bienvenido, Señor, en esta noche silenciosa
a un lugar donde
habita y reina el ruido;
queremos escuchar
palabras de amor
queremos ver el
rostro de Dios
queremos comprender
que, para llegar hasta El,
hay que inclinarse y
entrar pequeño en Belén.
Bienvenido, Señor, a nuestra miseria
¿Te das cuenta,
Jesús, dónde has entrado?
¿Conoces, Jesús, el
estado de nuestro corazón?
Aún así, Señor,
¡gracias por venir!
Eres la gran noticia
de esta noche
La luz que ilumina
el camino incierto del hombre
El llanto que nos
hace de nuevo ser solidarios
El Niño que, en el
mundo, es salvación y futuro
Bienvenido, Señor, a este valle
Permítenos, como los
pastores,
Ofrecerte lo que
somos y tenemos
Déjanos, en el
universo que rodea este Misterio,
Unirnos al coro de
los ángeles y arcángeles
Doblamos nuestras
rodillas ante, Ti, Señor,
¡Eres tan pequeño y
tan grande!
¡Tan débil y tan
fuerte!
¡Tan inocente y tan
sabedor de lo que te espera!
¡Bienvenido, Señor,
a nuestra tierra!
Protegedle, José y
María,
La paz, el amor, la concordia,
La fraternidad, el
mundo, el hombre..
Todo le espera y
todos le necesitamos.
Amén
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