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Mi único tesoro



El Reino de Dios es el Más Preciado Tesoro


¿Qué es lo realmente importante en nuestra vida? 
¿Dónde se asienta nuestra auténtica y permanente alegría? 
¿Es en Dios, en su reino, en el amor y misericordia   que él nos muestra en Cristo su Hijo?
¿Cuál es mi actitud ante el tesoro que Dios me ofrece?
El evangelio me invita a irlo descubriendo y valorando.
A dar gracias por este regalo.
A convertirlo en el mayor motivo de alegría y felicidad. 
Y a organizar toda la existencia a partir de la luz que de él recibo.

Deja que tu fe sea más grande que tu miedo: 
¡sal y comparte la Buena Noticia con los demás!

Señor,
dame un corazón lleno de sabiduría,
como el corazón de María,
que sepa elegir la justicia y la bondad;
un corazón enamorado,
como el corazón de María,
que te ame a ti con toda el alma;
un corazón generoso,
como el corazón de María,
que sepa renunciar a todo,
para tenerte y disfrutarte a Ti.

Haz que valore cada vez más
la riqueza incalculable de tu amor,
un amor fiel, siempre a nuestro lado,
un amor que no se detiene ante nuestros pecados,
un amor más fuerte que la muerte,
un amor que nadie como tu Madre conoce.
Señor, que descubra que
sólo desde un corazón desprendido
llegaré a poner mi confianza en ti,
como la puso tu Madre.

Haz, al fin, Señor, que
al igual que María,
Tú seas mi única riqueza,
mi único tesoro; mi única savia,
mi única vida; mi sustento y alimento;
mi bien y mi alegría. 

Amén

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